La Rioja

Las manos de las fiestas calagurritanas

Prácticamente no hay un acto de las fiestas de Calahorra en el que no estén presentes. Más de treinta trabajadores conforman el Parque de Obras y Servicios, proporcionando las infraestructuras necesarias para la celebración de actividades en las calles de la ciudad.

Entre ellos, destacan los encierros. La actividad festiva que más recursos necesita en términos de personal. Un total de 35 trabajadores hacen el grueso del montaje durante tres horas nocturnas y el desmontaje justo después del último encierro el día 30, justo antes de tomar el vermut. Colocar maderos, ajustarlos, poner las cuñas, estar pendientes de dejar pasos habilitados en las horas que las reses no están en la calle… Horas y horas de trabajo. Esfuerzo continuo.

La celebración del encierro, además del jefe de lidia, pastores y colaboradores, necesita cada día a 27 trabajadores del parque para cerrar todos los cruces y pasos de peatones que permanecen repartidos por todo el recorrido, así como para atender cualquier emergencia o eventualidad que se pueda dar a lo largo de los encierros.

No es en el único acto en el que están presentes. Si ya hace días montaron el escenario de la plaza del Raso, pronto comenzarán a verse otras instalaciones que ellos se encargan cada día de montar y desmontar. “Hay algunos actos más pequeños que sólo necesitan una toma de corriente, una docena de vallas o la instalación de cuatro mesas, pero la colaboración es imprescindible porque sin esas pequeñas infraestructuras los actos no salen adelante”, explica René Larumbe, que junto a Alberto Abad y Amable Zurrón son los encargados de este grupo de personas.

Para cubrir todos estos eventos con las menores incidencias posibles está Alberto Abad. Él coordina desde hace semanas todas las actividades y sus necesidades en permanente colaboración con la Concejalía de Festejos y sus técnicos, con otros departamentos municipales (especialmente con la Policía Local) y con peñas y asociaciones. Prácticamente no hay acto en las fiestas que no pase de una forma u otra por sus manos. Desde la música del chupinazo hasta el último gramo de pólvora que sale al cielo el año que es posible realizar eventos pirotécnicos.

La coordinación es uno de los elementos clave para conseguir los objetivos. “Hay veces que pueden parecer sencillos, pero para poner una simple toma de corriente hay que conseguir autorizaciones de industria”, explican. Además, hay que contratar servicios y suministros, prever el personal necesario, sus horarios y los medios técnicos para cada acto, ocuparse de disponer del espacio necesario, que la zona esté limpia, que se gestionen los residuos y que se limpie después, prever zonas seguras para el público y su evacuación…

De todo esto se ocupa Alberto, un apasionado de las fiestas calagurritanas, al que le gusta tener todo bien cerrado dejando también un espacio necesario para atender incidencias que seguro se producen. Desde ajustes de la programación, necesidades no planteadas previamente o inclemencias meteorológicas.

Capítulo aparte es la limpieza. Si bien se presta a través de empresas, se planifica y coordina desde el Parque de Servicios. Este establece un plan de limpieza que contempla el refuerzo necesario de recogida de todo tipo de residuos, el refuerzo del servicio de recogida de voluminosos y la limpieza de la ciudad.

Así, durante estos días se instalan más contenedores en zonas críticas y en estas zonas se aumenta la frecuencia de recogida. Normalmente es diaria, pero en fiestas hay contenedores que se recogen hasta tres veces al día. Se instalan papeleras provisionales y se aumenta la frecuencia de su recogida.

Además, se baldean previamente zonas donde se van a realizar eventos multitudinarios, gastronómicos o infantiles. Se instalan casetas modulares sanitarias, con agua corriente, luz y saneamiento, y cabinas y urinarios con sistema químico.

En definitiva, se coordina desde la limpieza del quirófano de la plaza de toros hasta la recogida de toneladas de basura en el chupinazo. Lo que se ve y lo que no se ve. Y sobre todo se vigila ‘in situ’ durante todas las fiestas para destinar los recursos necesarios y tratar de que todo funcione de la mejor forma posible.

“Sabemos que es una asignatura que nunca se aprobará con nota. Se mancha mucho y los recursos tienen limitaciones. A veces no hay ni tiempo material para limpiar porque la fiesta nocturna se solapa con el encierro y este con el vermut. Se trata de mantener la ciudad lo mejor posible y disfrutar de la fiesta con las mejores condiciones de higiene”, concluye René.

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