La Rioja

Los danzadores de Anguiano hacen vibrar dos años después

Foto: EFE/ Raquel Manzanares

Sergio Jiménez Foronda

Ocho danzadores de Anguiano (La Rioja), tras dos años sin celebrarse por el COVID-19 y ante una gran expectación, han hecho vibrar este viernes al revivir y cumplir con una tradición del siglo XVII y lanzarse por una cuesta empinada y empedrada sobre unos zancos mientras bailan girando sobre si mismos, en homenaje a Santa María Magdalena.

Una gran masa de personas procedentes de dentro y fuera de La Rioja han arropado el regreso de esta peculiar tradición, en la que los danzadores han ofrecido un espectáculo colorido al danzar subidos a unos zancos de madera de 50 centímetros y vestidos con vivos colores.

Este 2022 ha sido el año en el que, por fin, se ha retomado esta tradicional bajada en honor a Santa María Magdalena, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, que no se ha celebrado en los dos últimos años por la pandemia para evitar aglomeraciones.

Foto: EFE/ Raquel Manzanares

El buen ambiente ha acompañado al día de Santa María Magdalena, patrona de esta localidad riojana, que se ha iniciado con los pasacalles, una procesión y una misa, tras la que los danzadores se han dirigido a una empinada cuesta repleta de personas expectantes por volver a verlos bailar en directo.

Uno tras otro, todos los danzadores han bajado girando por las escaleras vestidos con una falda amarilla de altos vuelos y un corpiño de colores mientras tocaban las castañuelas al son de dulzainas y tambores, confiando en que el público pudiera contribuir a pararles al final de la cuesta, como así ha sido.

Junto a la colorida falda al vuelo por las vueltas, la parte del vestuario de los danzadores que siempre llama más la atención son sus vertiginosos zancos de 50 centímetros, más la espiga, realizados con madera de haya en la cercana ciudad de Nájera.

Uno de estos danzadores es el joven Pablo Muñoz (Logroño, 2001), quien ha afirmado a Efe que retoma esta tradición “con muchas ganas y expectación por ver qué tal sale porque son dos años sin practicar y la gente está hasta nerviosa, en el buen sentido, y tiene muchas ganas”.

Foto: EFE/ Raquel Manzanares

“Esto no se ensaya, se va de fiesta en fiesta y, como esta se ha retrasado tanto, pues lo tenemos un poco oxidado. Lo que sí que se hacen son los troqueaos -danzas en las que se chocan unos palos-, pero los zancos no nos los hemos puesto más que para las procesiones”, ha indicado.

Ha destacado que descender esta cuesta, “al final, no se te olvida, es como montar en bici”, y es que Muñoz danzó por primera vez en 2015, cuando tenía 14 años, y es un danzador titular desde 2017.

Sobre si hay algún truco para evitar caerse a medio recorrido, ha señalado que “tienes que intentar acercarte, según bajas, al lado izquierdo porque las vueltas las das en ese sentido, y si te vas al derecho, tropiezas con las piernas de la gente, a lo que se suma mantener la calma y mirar a un punto fijo para evitar marearte”.

Como en cada edición, los ocho danzadores han estado guiados por el cachiberrio, papel que desempeña desde hace unos años Fernando Muñoz, quien ha destacado a Efe las “muchas ganas” con las que retoma este homenaje a Santa María Magdalena, algo que comparte “con el resto del pueblo”.

Ha señalado que, como consecuencia de la pandemia, en esta celebración “falta gente que debería estar aquí y no está, lo que, en algún momento, es un poquito duro”.

“La función del cachiberrio es coordinar que todo el tema de la danza esté en orden, es decir, que los danzadores estén puntuales a la hora de los distintos actos, que todos tengan sus andadores a la hora de atarles los zancos y que haya sitio en la cuesta cuando bajen”, ha recordado.
Entre los asistentes figuraban los presidentes del Gobierno de La Rioja, Concha Andreu; y el Parlamento regional, Jesús María García, quienes han vivido esta tradición desde la misma cuesta de los danzadores.

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