Cultura y Sociedad

“Estos dos años no hemos dejado de pensar en Holika ni un día”

Mario Cornago es el alma mater de Holika. De su joven cabeza nació el proyecto y ha conocido de primera mano las ilusiones pero también los sinsabores de organizar el que va a ser uno de los festivales con más asistencia de público de la región este año. A poco más de un mes para que las luces se enciendan y los amplificadores den todo de sí, se sienta para miras hacia atrás y hacia adelante de un proyecto muy personal, muy arraigado al territorio y que piensa en los más jóvenes de la casa.

– ¿Cómo nació Holika?

– Mis padres tenían una empresa de intermediación entre orquestas y administraciones, sobre todo ayuntamientos. Trabajaban en fiestas de los pueblos. Hubo una época en las que se pusieron muy de moda las ‘holis’ que eran unas carreras con lanzamiento de polvos de colores. Hicimos una en Corella y participaron unas 1.200 personas. Por mi edad estaba muy interesado también en el mundo de los festivales que en ese momento estaban explosionando. Decidimos mezclar una cosa y la otra y el primer año se celebró un concierto con toda el enfoque temático de Holika: el fuego, la primavera, la explosión de colores. Nos apoyamos mucho en Instagram porque entonces lo utilizaba sobre todo la gente a la que nos queríamos dirigir y sin casi liquidez pero con mucho trabajo de redes conseguimos crear una marca, hacer crecer el festival y que viniese gente de la talla de Fonsi Nieto o Arcano.

– En la segunda edición Holika ya empezó a ser lo que ahora se conoce del festival.

– El primer año fue un único día pero, en seguida, nos dimos cuenta de que para ser competentes teníamos que apostar por más jornadas y por el formato acampada. Ese año vinieron a Cortes 22.000 personas. Es el último que se ha celebrado.

– ¿Por qué el festival se fue de Cortes?

– El festival se hacía en un campo de fútbol, lo iban a cambiar a césped artificial y sabíamos que un festival así da muchas complicaciones en este tipo de superficies. Además Cortes no tenía la capacidad de seguir creciendo y nosotros no teníamos ganas de ponernos techos. Contactamos con el consistorio de Calahorra, con el actual equipo de gobierno, y vieron claro el proyecto y firmamos para cuatro años. Se hizo por cuatro años para no comprometer al siguiente equipo que llegase pero estos dos primeros años hemos estado en blanco.

– Antes ya se había hablado con el anterior equipo. ¿Por qué no fructificaron las negociaciones?

– La verdad es que no lo sé muy bien. Había un par de concejales muy interesados por hacerlo pero al parecer otros no lo estaban tanto; de haberlo estado la edición de 2019 hubiese sido en Calahorra pero en enero de ese año finalmente nos dijeron que no estaban interesados.

– ¿Por qué Calahorra?

– Sabíamos que en Cortes no podíamos seguir creciendo pero tampoco queríamos una ciudad demasiado grande y además queríamos que fuese en la zona, así que nos quedaban Calahorra o Tudela. Elegir cualquiera de las dos no era fácil porque en esta zona no hay costumbre de este tipo de festivales y prácticamente no había legislación, planes de seguridad… En Madrid o en Benicassim hubiese sido todo mucho más fácil pero menos enriquecedor. Lo hemos hablado muchas veces con el consistorio: lo importante de Holika no son los números ni los artistas, es que los jóvenes calagurritanos se sientan orgullosos de que un evento de este tipo se haga en su ciudad.

– Entonces, si Holika sigue creciendo, ¿peligra su continuidad en Calahorra?

– Mientras el Ayuntamiento de Calahorra siga asumiendo que Holika es un proyecto que merece la pena, nosotros seguiremos aquí. No nos preocupan los problemas, tenemos vocación por solucionarlos.

– La edición de 2020 estaba casi organizada cuando llegó la pandemia y los malos tiempos para la música.

– Fue muy complicado y hay que agradecer a todas esas personas que no pidieron la devolución de su entrada porque gracias a ellos se va a celebrar este año. Si hubiésemos tenido que devolver todo el dinero posiblemente la empresa ya no existiría y Holika tampoco. Por otro lado la pandemia ha hecho crecer mucho el festival. El Holika de 2022 no tiene nada que ver con el que se iba a hacer en 2020; todo está mucho más maduro, mucho más ensamblado. Desde la ubicación que ya no va a ser la inicial hasta los artistas, la ambientación. Hemos aprendido mucho de otras empresas, de otros festivales en las asambleas que hemos tenido para solucionar los problemas de la pandemia. La pandemia ha hecho crecer mucho a Holika. En estos dos años no hemos dejado de pensar ni un solo día en Holika.

– Alguna cosita se habrá quedado por el camino…

– Holika siempre tiene el objetivo de fichar a gente que está a punto de explosionar en esto de la música, que cuando lleguen a lo más alto nuestros ‘holikers’ puedan decir: “yo lo vi en Holika” y eso con una pandemia de por medio supuso que algunos artistas triunfaron tanto que ha sido imposible traerlos; mi espinita clavada de este Holika es Raw Alejandro, pero aún así el festival trae primeras figuras.

– Las cifras de Holika marean.

– Creo que ni siquiera nosotros somos conscientes de lo que estamos moviendo: un presupuesto de 1,127 millones de euros de los que el 47 % se va en cachés, dar empleo a unas 700 personas contando con los músicos y el personal que traen, llenar todos los hoteles de la zona, que por Calahorra pasen 50.000 persona, los aviones privados, la llegada de tanta gente de fuera de España… Estos días estamos teniendo mucho tirón por la zona de Aquitania. Viene gente de Burdeos, de París… es alucinante.

– Estos días se ha visto ya el mural que dará la bienvenida a los asistentes al festival. ¿Cuándo se empezará a ver más movimiento?

– En torno al día 13 de junio se empezarán a montar los escenarios. Finalmente hay cuatro, dos de ellos en el entorno del aparcamiento de la catedral. Además habrá una torre de 360 grados patrocinada por Red Bull que también hay que ir montando con tiempo.

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