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Los ‘daños colaterales’ del asedio a Mariúpol: primeros ERTE en La Rioja

Los ‘daños colaterales’ del asedio a Mariúpol: primeros ERTE en La Rioja

Es la tormenta perfecta. La automoción riojana ve cómo la crisis de las materias primas -que comenzó en enero de 2021 y continúa tras la invasión rusa a Ucrania- está provocando todo un tsunami económico. De tal calibre que casi la mitad de las empresas del sector en la comunidad ya han tenido que acogerse a regulaciones temporales de empleo que limitan sus días de actividad.

“Hay algunas empresas que deciden un día si van a poder trabajar al siguiente por la falta de materias primas; los ERTE están salvando el futuro de un sector que está demostrando su capacidad de aguantar estos momentos de volatilidad e incertidumbre”, explica Daniel Rueda, secretario general del Clúster de Automoción de La Rioja, que acoge a 18 de las firmas más importantes del sector.

A la crisis de las materias primas a la que ya se habían casi acostumbrado durante el pasado año se une ahora la guerra en Ucrania: “Nos encontramos con dos principales problemas; el primero, que Ucrania se había convertido en el principal productor de cable y puedes tener todas las piezas de un coche, pero si no las unes con cable no sirve de nada. El segundo problema es el gas xenón, que se utiliza para serigrafiar los semiconductores”. Ucrania es uno de los principales exportadores de este gas, lo “agrava el conflicto que ya teníamos con nuestros proveedores”, explica.

Por otro lado están los problemas derivados de las sanciones impuestas a Rusia. En los últimos veinte años, el país se había convertido prácticamente en el único exportador de ‘negro de humo’, un componente imprescindible para la creación de caucho, material altamente utilizado en el sector. Un hándicap que se ha solventado estos meses con el stock con el que contaban las empresas, pero que empieza a convertirse en un quebradero de cabeza.

El cerco de Mariúpol influye

A estos inconvenientes, en algunos casos, hay que añadir el cerco a la acería de Azovstal, que afecta directamente a la multinacional EMKA, ubicada en Arnedo. Ellos siguen trabajando pero sus flejes proceden de una firma de República Checa cuyo principal proveedor de acero es la citada factoría de Mariúpol. Creada por Stalin en los años 30 y destruida por Hitler en la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en los últimos días en el reducto de la resistencia ucraniana en Mariúpol y ha dejado de producir los cuatro millones de toneladas de acero bruto que sacaba al mercado antes de la invasión.

A esto se suman los incrementos de precios de otras materias primas, como el plástico o las gomas, que se han duplicado en los últimos meses. Además, ya son muchos los proveedores que anuncian un plus por la subida del precio de la energía, pero el principal problema sigue siendo la falta de algunos de estos materiales imprescindibles para su trabajo diario.

A pesar de las complicaciones con las que se están encontrando, las empresas siguen buscando proveedores alternativos que les hagan cumplir con los compromisos con sus clientes y, además de mejorar también los procesos productivos, rentabilizando los recursos con los que cuentan.

“Los sobrecostes en algunas empresas están siendo inasumibles y algunas ya han tenido que optar por los ERTE para acompasar la producción a la llegada de materias primas. En lo que se refiere a efectos irreparables soy más cauto, porque no sabemos si hemos llegado a la cima del conflicto o estamos ya en proceso de recuperación de estos problemas con las materias primas”, explica Daniel Rueda, quien detalla que “las grandes empresas son las que están encontrando más dificultades, porque están menos diversificadas y cuando falta uno de esos componente imprescindibles no hay forma de seguir produciendo”.

Aún así, asegura es que los ERTE no están suponiendo reducciones de plantilla: “No tiene nada que ver con la crisis de 2008; entonces la gente producía pero no cobraba y se veía obligada a hacer un ERE y prescindir de parte de la plantilla. Ahora el problema es que no hay materias para producir, pero cuando llegan se necesita a todo el personal, por lo que los ERTE están siendo imprescindibles ante una situación en la que tus proveedores no es que no puedan acordar contigo un precio estable; es que ni siquiera pueden garantizarte que llegue el suministro”.

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