Cultura y Sociedad

El Perro Azul: “Si te dejas, el teatro es un lugar maravilloso para viajar y soñar”

Una sala. Revuelo de asientos. Programa en mano ocupas tu butaca y comienza el proceso. Se apagan las luces, se enciende el escenario y nace la oportunidad de estar contigo mismo, conectar con lo que está sucediendo encima de las tablas y viajar. Te sumerges en un sueño y todo cobra sentido. Bienvenido a la fiesta del teatro.

De esta forma es cómo Fernando Moreno se plantea su profesión, esa que le llevó hace más de diez años a poner en marcha la compañía de teatro El Perro Azul. “Todo surgió de la mano de Gema Viguera. Éramos compañeros en otras compañías y después de trabajar juntos y darnos cuenta del ‘feeling’ que teníamos, decidimos montar un espectáculo: ‘Artistas o Bestias’ y a partir de ahí nació El Perro Azul”, recuerda Fernando.

La idea es crear espectáculos diferentes, “que no tengan que ver con el anterior”, pero siempre trabajando desde la intuición, “que en este mundo es el punto fundamental que necesitas para contar dónde estás en cada momento, qué estás sintiendo y viviendo y eso te abre muchas puertas para saber desde dónde quieres trabajar”.

Fernando descubrió el teatro en torno a los 8 años gracias a un profesor de la EGB “con el que trabajábamos todo relacionándolo con esta disciplina”. Ese fue el germen que hizo que cuando acabó la universidad, después de haber estudiado Marketing, “seguía teniendo la necesidad de hacer teatro”. Por eso se fue a Madrid. Se metió en una escuela y cuando volvió a Logroño siguió trabajando hasta fundar El Perro Azul.

Pero, ¿por qué el teatro? “A la gente que nos dedicamos a esto, en un momento de nuestra existencia, nos hace un ‘clic’ y eso es para toda la vida”. Fernando explica que como actores “damos al público el poder vivir sus propias vidas sobre el escenario. Una responsabilidad enorme”.

La filosofía de Moreno pasa por subirse a las tablas e ir más allá. “Tocar en cada uno de los asistentes la tecla adecuada para que algo cambie en ellos y viceversa. Todo lo que hago cuando actúo lo hago desde lo más profundo de mi ser y eso, además de evolucionar como artista, me cambia como persona”.

Y es que, el teatro es una herramienta de cambio personal muy potente. “Cada obra siempre lleva un mensaje que toca a todo el mundo. Un mensaje concreto pero universal que hace que a cada persona le remueva en un sentido u en otro, dependiendo de la experiencia de vida que haya tenido”. En definitiva, un momento catártico “que en estos tiempos hace mucha falta. El teatro te coge de las manos te levanta y te hace volar. Si te dejas, el teatro es un lugar maravilloso para viajar”.

La compañía y sus espectáculos

Actualmente, El Perro Azul trabaja como un encuentro de necesidades: la mirada artística y personal de Jorge Padín, director, dramaturgo y actor, y la arriesgada búsqueda de Fernando Moreno, actor que investiga, crea, sueña y vive el teatro como un regalo. “Alrededor de un espectáculo podemos trabajar en torno a 20 personas, y casi siempre lo hacemos con el mismo equipo”.

Para este mes de febrero, la compañía ha preparado una serie de obras con el fin de celebrar la ‘Fiesta del Teatro y sus más de diez años encima del escenario. Cuatro viajes para todos los públicos que van desde el teatro de títeres y máscaras, hasta el gestual o en inglés. Todas las citas en la sala Gonzalo de Berceo a partir de las 20 horas.

– Jueves 10: ‘Ocupado’ (A beneficio del Teléfono de la Esperanza).
– Viernes 11: ‘Superhéroe’.
– Sábado 12: ‘Superhéroe’ en inglés.
– Jueves 17 y viernes 18: ‘Un día cualquiera’.
– Jueves 24: ‘Globe Story’.

Una oportunidad de oro para darse cuenta del “germen tan potente que hay artísticamente en La Rioja. Hay mucha gente que quiere hacer cosas y se están creando producciones de mucha calidad”. Además, Fernando destaca que, de un tiempo a esta parte, quizás a raíz de la pandemia, “tenemos mucho apoyo y comunicación con las instituciones y estamos en un momento muy interesante para hacernos ver y oír”.

El mensaje es claro: “No dejéis de ir al teatro. Además de ser espacios de cultura seguros, lo que ocurre en estos lugares es un descubrimiento tan grande para niños, jóvenes y adultos, que merece la pena la experiencia. Es la mejor manera de evolucionar y conectar con uno mismo y, por supuesto, de viajar a distintos mundos y por diferentes emociones”.

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