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Tinta y tinto: ‘El efecto mariposa’

El efecto mariposa ha vuelto a hacer de las suyas. En los últimos años hemos corroborado aquello de que el aleteo de un lepidóptero en Hong Kong puede desatar un huracán en Nueva York. Hagamos memoria rápida. Una persona almuerza una sopa de murciélago en Wuhan y el bar de debajo de tu casa cierra durante cuatro meses. Ciudadanos propone hacer una moción de censura en Murcia e Isabel Díaz Ayuso arrasa en unas inesperadas elecciones madrileñas. Un ministro español da una entrevista a The Guardian y la mitad de los políticos del país comienzan a visitar granjas de vacuno como si les fuera la vida en ello. Macroespectáculo.

En La Rioja tenemos nuestro particular efecto mariposa. El aleteo original de este ocurrió en mayo de 2019. El PSOE ganó las elecciones veinticuatro años después en la región y las consecuencias de aquello han sido tan impresivibles como sobrecogedoras. Hagamos memoria aún más rápida. Concha Andreu es nombrada presidenta de la comunidad tras unas tortuosas negociaciones con Unidas Podemos que también convierten a la líder morada por aquel entonces, Raquel Romero, en consejera del Gobierno. Dos años y medio después, aún se desconoce cuál es su labor concreta más allá de percibir un salario y decir “sí, bwana” a cualquier cosa con el sello del Ejecutivo.

En verano de 2020 se produce la primera crisis. Luis Cacho y Chus del Río abren un carrusel de ceses, dimisiones y recolocaciones que ya acumula más de medio centenar en el primer escalafón del Ejecutivo. Días más tarde también salen los consejeros José Luis Rubio, Ana Santos y Francisco Ocón (sólo quedan tres de los primeros nueve nombrados). Junto a este último, entonces secretario general del PSOE, también sale del Gobiero toda su gente afín. La consejera de Salud, Sara Alba, pese a encontrarnos en mitad de una pandemia sin precedentes, suma a su cargo el de portavoz. La lucha contra el COVID-19 no debía ser suficiente tarea. El amor surgido entre Andreu y Alba podía con todo.

Hasta que no pudo. Septiembre de 2021. Se acabó el amor. El consejero Álex Dorado releva a Sara Alba como voz y cara visible del Gobierno. El gerente del SERIS, Alberto Lafuente, lleva para entonces varios meses ejerciendo casi como consejero de Salud. Y en el pequeño Logroño del poder se rumorea con un distanciamiento entre Andreu y Alba como el que ya ocurriera en su día con Francisco Ocón. En octubre de 2021, una vez que el secretario general había decidido no dar batalla en la lucha por el liderato del PSOE ante la pérdida de apoyos -es lo que tiene la falta de poder para dar cargos a compañeros-, la presidenta se hizo también con el liderato del puño y la rosa. Alfombra roja hasta las elecciones de 2023. Sin embargo, la mariposa riojana que comenzó a aletear en mayo de 2019 nunca ha parado.

Tanto se les había acabado el amor a Alba y Andreu que la consejera de Salud fue destituida con nocturnidad y alevosía. El 5 de enero de 2022 se filtraba la noticia a través de las ondas, pese a que esta no se rubricó en el BOR hasta una semana más tarde. Regalo de Reyes anticipado. Con el helicóptero de sus majestades a punto de aterrizar en Las Gaunas, el suelo socialista volvía a temblar bajo los pies de Concha Andreu. Puño de hierro para cortar cabezas a diestro y siniestro. “En La Rioja es más fácil que te destituyan del Gobierno que coger el COVID”, escribía un amigo por Whatsapp. Alrededor de 6.000 casos activos se registraban en esa jornada.

Lo que no sabía mi amigo ese día es que los ceses también iban a llegar al Parlamento. Tras la victoria de Andreu en octubre, tocaba reorganización del PSOE con el Año Nuevo. Las tres asesoras del grupo parlamentario (afines a Ocón), a la calle para colocar a dos miembros del Gobierno y una concejal de Arnedo. Y entonces, otro suave aleteo de nuestra mariposa. Lo que iba a ser una tranquila transición en el Senado para sustituir a Raúl Díaz por el propio Ocón, se convierte en una tormenta perfecta al anunciar el exsecretario general que rechaza el puesto. Con el senador autonómico ya dimitido, el que fuera consejero de Gobernanza Pública saca su último as de la manga y deja con el culo al aire a todo el partido.

Golpe al tablero político socialista, que ahora debe mover ficha para encontrar nuevo senador autonómico. Ni primer ni segundo plato. Tercero, tras un juego de sillas en el que ninguno está cómodo en la que le ha tocado ocupar. Mientras tanto, la mariposa no para de aletear. ¿Cuál será su siguiente efecto? Ojalá saberlo. Cuando todo está perdido, no hay que perder. Que le pregunten a Pedro Sánchez.

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