Crisis del Coronavirus

Un año de vacunas: de la primera en Haro a medio millón en toda La Rioja

Nos contaron que era el principio del fin. Y aunque parece que cerrar el capítulo de la pandemia está tardando en llegar más de lo esperado, la vacuna lo ha cambiado todo. Como decía Alejandro Sanz: “No es lo mismo”. Este lunes hace un año que la vacuna llegó a España y que empezó a administrarse en las primeras residencias de nuestro país. Araceli fue la primera española en recibir esa primera dosis de Pfizer. Pocos olvidaremos la cara de emoción de los sanitarios que se la administraron. Las lágrimas por el dolor sufrido se entremezclaron con las sonrisas de esperanza por un futuro major.

En La Rioja, la elección fue especialmente emotiva. Haro había sufrido con virulencia el inicio de la pandemia y desde Haro tenían que llegar las primeras imágenes de la esperanza. Fue en forma de 0,30 microgramos de solución que se convertiría a lo largo del año en la protagonista de miles de fotografías, minutos de radio y televisión y selfies.

Foto: Abel Alonso | EFE

La ciencia conseguía dar un paso de gigante y, en menos de un año, tenía lo que en otro tiempo hubiese costado décadas. Quizás no hubiese llegado nunca. La anterior pandemia, la de la mal llamada ‘gripe española’, terminó de forma natural. Sin vacunas. Sin embargo, se llevó por delante la vida de más de 50 millones de personas.

Javier Martín fue el primer vacunado contra el COVID-19 en La Rioja. Residente en el Hogar Madre de Dios de Haro, se mostraba optimista y con buen humor al recibir el primer pinchazo: “Voy a hacer historia”. No era riojano, pero en ese momento, lo mismo daba. Después de él, uno a uno, fueron pasando todos los mayores que vivían en residencias. Y con ellos, los trabajadores que les habían acompañado en los peores momentos de la pandemia. Pronto empezaría a notarse en los datos. De ser lugares de brotes continuos, las residencias empezaban a mejorar y gracias a la vacunación se convertían en lugares seguros.

Enero, febrero, marzo. El ritmo de llegada de las vacunas era lento, pero vacuna que se recibía, vacuna que se ponía. Sanitarios, fuerzas de seguridad, personas con cuidados especiales, mayores de 70… Algunos, en los vacunódromos que se instalaron en las cabeceras de comarca para agilizar la vacunación. Los que no podían salir de casa, a domicilio. El personal de enfermería daba todo de sí para llegar hasta cualquier lugar. Los sanitarios ponían el brazo y recalcaban la importancia de la vacunación. La mayoría de los riojanos (unos sin dudas y otros con más reticencias) daban el paso al frente. En muchos casos con el objetivo de velar por su salud; en otros muchos, buscando el bien común.

A mediados de marzo, el parón de la vacunación con el fármaco de AstraZeneca tras la detección de casos de trombos en varios países de la Unión Europea sacudía el tablero de la vacunación en España. El Ministerio de Sanidad decidía frenar la administración del fármaco durante quince días y la decisión afectaba al calendario vacunas de decenas de riojanos que veían como tenían que esperar más tiempo del inicial para recibir su segunda dosis. Muchos sanitarios, algunos docentes, fuerzas y cuerpos de seguridad se vieron afectados por la medida.

Por aquella época, el objetivo era llegar al 70 por ciento. Lo que vinieron a llamar la ‘inmunidad de rebaño’. Finales de agosto era la fecha marcada. Pocos por entonces confiaban en que la vacunación llegase a esos números en tan pocos meses, pero llegó abril y las vacunas administradas comenzaron a duplicarse con respecto a los meses anteriores. Entonces empezó la vacunación a la población en general. Todos pendientes de los grupos etarios y las fechas. Filas y filas para vacunarse. Todos a una. Poco a poco iban pasando por el pinchazo los abuelos mas jóvenes. Esos que aún echan mano en casa y cuidan de sus nietos. Por fin volvieron los besos, aunque con temor, esos que tanto habían echado de menos.

Mayo sirvió para consolidar la idea de que efectivamente las vacunas empezaban a llegar en dosis suficientes para vacunar a toda la población mayor de 12 años, pero en La Rioja junio fue el mes en el que más dosis se administraron. Más de 90.000. Una media de 3.000 dosis al día.

Con la llegada del verano comenzó la vacunación a los de 50, a los de 40, a los de 30… Y entonces llegó la quinta ola, la mal llamada ‘ola de los jóvenes’ que debería haberse llamado ‘ola de no vacunados’. Muchas fueron las críticas a jóvenes y adolescentes por su comportamiento, por sus contagios masivos… pero ellos también demostraron su compromiso con la sociedad acudiendo en agosto, en cuanto pudieron, a su cita con la vacunación. Jóvenes y más jóvenes, la mayoría de ellos pensando en sus padres, en sus abuelos… hicieron que una vez más nos sintiésemos orgullosos de ellos.

Pero el guionista de la pandemia tenía un penúltimo giro de guión. A mediados de agosto se llegaba a ese 70 por ciento de la población, que venía acompañado de Delta, una nueva variante del virus más contagiosa que hacía que los números cambiasen. Ya no valía con el 70 por ciento. Había que intentar llegar a toda la población. No vacunarse era un riesgo no sólo para el que decidía no pasar por el pinchazo sino para todos.

Y la vacunación continuó. De forma mas tímida en octubre, el mes en el que menos vacunas se pusieron en La Rioja, pero con mejores datos de contagios y de hospitalización. En noviembre se aprobaba poner una dosis de recuerdo a los mayores de 70 y a sanitarios y personal que trabajaba con personas vulnerables. “Quizás el error fue hablar de pauta completa con dos dosis”, decía por aquel entonces Federico Castillo, neurólogo y sanitario que ha trabajado prácticamente en todas las olas en las plantas COVID del Hospital San Pedro. La población mayor volvió a estar ahí y va a finalizar el año con cerca del 90 por ciento de la población de más de 70 años con la tercera dosis (el 79 de los mayores de 60 años ya han pasado también por el tercer pinchazo).

Sólo quedaban los más pequeños de la casa por vacunar y, a pocos días de que empezasen las vacaciones navideñas, se aprobó que los niños de entre 5 y 11 años pudiesen ser vacunados. La Rioja recibía 12.000 vacunas pedriátricas de las que ya se han administrado más de 3.000. La mayoría de ellas se pondrán en los colegios, apostando por un tipo de vacunación que en La Rioja es siempre un éxito. Otros lo tendrán que hacer en el vacunódromo instalado en Logroño para no parar la vacunación durante las vacaciones. Además, desde hace unos días, los mayores de 40 ya pueden solicitar su cita previa para la vacuna de refuerzo.

Un año de datos. Un año de esperanza. Un año en el que la vacuna ha conseguido que con números similares de contagios, las hospitalizaciones y, especialmente, los fallecimientos, se reduzcan de forma drástica. Sí. Sigue habiendo contagios. Sí. Sigue habiendo que tomar precauciones. Sí. Ya estamos todos muy cansados, pero las vacunas que llegaron hace un año han evitado miles de muertes y que la vida se parezca, al menos, un poquito más a lo que estábamos acostumbrados. A lo que todos queremos volver.

Subir