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Un Calahorra superior se va de la Copa en la tanda de penaltis

La Copa del Rey es terreno abonado a la ilusión de los clubes modestos que sueñan con los focos que alumbran a los mejores conjuntos del fútbol patrio. Pero el formato de la competición, a todo o nada, representa a su vez una navaja de doble filo en la que, en ocasiones, toca lidiar con el amargo sabor de la impotencia y la desgracia. Eso es precisamente lo que le ha ocurrido este miércoles a un Calahorra superior al Atlético Baleares, que ha visto cómo el portero contrario forzaba en el último suspiro del encuentro una prórroga que se resolvería de forma trágica: con la eliminación desde los once metros.

Llegaron las noches de Copa a La Planilla y lo hicieron como suele pasar en la competición del KO: con un once fuera de lo habitual, con mucha pasión por parte de los aficionados y, esta vez, con malas noticias para el Calahorra. Gran juego, mal resultado.

Eduardo Docampo aprovechaba la Copa para dar minutos a los que no suelen tenerlos y descanso a los que más partidos acumulan durante la temporada quizás pensando ya en derbi del próximo fin de semana. Con una espina dorsal reconocible pero metiendo sabia nueva y dando minutos de descanso a gente como Jesús Álvarez, Manu Ramírez o Jorge Martínez.

El partido comenzó igualado entre un Calahorra que ponía más ganas que juego en los primeros compases del encuentro y un At.Baleares que marcaba un ritmo frenético al partido. Las primeras llegadas claras nacían de las botas de los jugadores mallorquines que en los primeros minutos veía como Canario aprovechaba una segunda jugada tras un primer remate que rechazaba Miguel de puños. A punto estuvo de conseguir poner por delante a los visitantes.

Las cosas cambiaron a partir del minuto 15 cuando el Calahorra tomó la batuta del partido y generó las ocasiones más claras con un primer ¡uy! que cantaron los aficionados rojillos tras un cabezazo de Ugarte que se iba por los pelos fuera.

Pero la magia de la primera parte llegó entre los minutos 21 y 23. 180 segundos de ensueño en los que los jugadores rojillos no dejaron de intentar hacerse con el premio gordo. De todas las formas, con jugadas hiladas, estudiadas, con el pie, con la cabeza… Primero Tarsi tras un pase magistral de Alex Arias, después Lander Yurrebaso de cabeza que dejó de lamentarse para finalmente colarla entre los tres palos. Mereció el premio el rojillo a la constancia.

Y así, con la sensación de que era más fácil que llegase el 2-0 que el empate, los rojillos se fueron a vestuarios creyendo en la ilusión de la Copa y viendo cómo los aficionados hincaban el diente a los primeros bocadillos desde marzo de 2020.

Pronto comenzó los cambios Xavi Calm que buscó calidad y definición en el equipo con la entrada de jugadores como Vinicius. La réplica la hacía Docampo minutos más tarde dando entrada en el campo a una de las joyas de la corona calagurritana, Jesús Álvarez.

Una de las ocasiones más claras llegó precisamente de Vinicius que a pesar de estar en un claro fuera de juego prosiguió una jugada en la que se quedó sólo delante de Martínez de Corta que se marcó una parada de las que merece la pena volver a ver en televisión. El linier se llevó la bronca del público por no haber levantado el banderín.

Mazazo insuperable

En los últimos minutos, quizás demasiado pronto, el Calahorra jugó a amarrar el resultado aún así tuvo ocasiones y no dejó a los mallorquines desplegar su juego. Con el tiempo cumplido, con las crónicas ya casi mandadas a las rotativas llegó la desesperación para el Calahorra. Expulsión de Ugarte y gol del portero mallorquín en la última jugada. Pitido final y prórroga. Todo seguido, como el pasodoble.

La primera parte de la prórroga fue puro trámite. El Baleares lo intentó en un par de ocasiones y un Calahorra con diez y con jugadores muy cansados hizo lo que pudo. En la segunda una ocasión clara a falta de dos minutos para el final. Miguel salvó lo que podía haber sido otro mazazo para el Calahorra.

Penaltis. Bendición del capitán a Miguel y en el fondo de la Crianza Rojilla el Calahorra se la jugaba. Canario, dentro. Manu Ramírez, dentro. Vinicius, dentro. Jesus Álvarez, dentro. Manel, dentro. Sarriegui, gol. En ese momento llegó el estallido en La Planilla. Manel, quizás el mejor del Baleares falló. Poco duró la alegría, pues Grande fallaba también su lanzamiento. Los quintos también entraban, pero con el sexto de Ferrone y el fallo de Zabaleta, la Copa se iba a tierras mallorquinas y otro equipo más riojano se apeaba de la Copa.

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