No siempre un vino nace de la unión familiar. A veces hay uniones mucho más intensas y emocionantes de las que germinan proyectos curiosos. Como la de Margarita Madrigal, Alexandra Schmedes y Gonzalo Rodríguez, tres enólogos cuyos destinos se cruzaron hace 23 años en La Rioja desecadenando en una amistad que llegaría mucho más lejos.
Todos ellos con gran trayectoria en el mundo de la vinificación, decidieron un día emprender algo juntos con el vino como columna vertebral, pero esta vez en otra tierra de viñas. Castilla-La Mancha, y en concreto Toledo, fue el escenario para montar ‘Más Que Vinos‘ sobre los cimientos de la bodega familiar de Gonzalo datada del 1851 con sus tradicionales tinajas en el municipio de Dosbarrios.
«El respeto por la tradición vinícola de esta zona nos hizo crear aquí nuestra bodega, basando nuestro trabajo en la filosofía de cultivar las variedades autóctonas: Cencibel, Garnacha, Malvar & Airén», explican. Fue en 2007 cuando montaron su propia bodega que ya cuenta con 35 hectáreas de viñedo viejo, algunas parcelas con más de 80 años, en vaso y bajo unas prácticas ecológicas
Esta bodega toledana afincada en Cabañas de Yepes, en la Meseta de Ocaña, ha presentado recientemente su vino más emblemático: La Malvar 2020. Unas 4.000 botellas etiquetadas bajo la Indicación Geográfrica Protegida Vino de la Tierra de Castilla y elaboradas con una variedad casi desaparecida a la que este equipo ha querido darle una segunda oportunidad para no dejar que su potencial se pierda. Ya la añada de 2019 dio grandes alegrías al trío con esos 90 puntos Parker.
Una uva blanca autóctona de la meseta sur de la Península Ibérica que nace de un viñedo en ecológico plantado en vaso, sobre suelos calizos y con una edad que supera el medio siglo. En secano, con rendimientos bajos y a 750 metros de altitud. Algo que permite crear autenticidad en esa pequeña partida de La Malvar.
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