Entrevista

Nacho Pérez: “Las bicefalias muy raras veces funcionan”

Nacho Pérez: “Las bicefalias muy raras veces funcionan”

Referente en el socialismo riojano durante más de cuarenta años, José Ignacio Pérez (7 de noviembre de 1951, Calahorra) dejaba este fin de semana el último cargo orgánico dentro del partido. Nacho para casi todos. Concejal en Calahorra, consejero en el Gobierno de La Rioja, presidente de la región durante dos legislaturas, senador, delegado del Gobierno… No hay cargo por el que no haya pasado este abogado que tiene el socialismo en las venas. Optimista por naturaleza y enemigo de hacer enemigos en política, todo aquel que lo conoce sabe que aunque esté fuera del PSOE no andará nunca muy lejos porque lo lleva en la sangre.

– ¿Lo de José Ignacio Pérez del pasado fin de semana es un adiós, un hasta luego o un aquí me tenéis en segunda fila? 

– Es una simple cuestión de cerrar etapas. Mañana cumplo 70 años, esa es la principal contestación a tu pregunta. Para la gente seguiré siendo el expresidente y estaré disponible como prescriptor dentro del PSOE siempre que se me necesite, así se lo transmití a Concha cuando le informé de la decisión. Cuando dejé la Delegación del Gobierno hubiese dejado también la presidencia del partido, pero no lo hice porque iba a interpretarse como un abandono y no era el momento. También te digo que esta última etapa ha sido una de las más duras. Tras muchos años sin gobernar, nos hemos enfrentado a una gran pandemia que ha ralentizado algunos de los propósitos que teníamos y ha generado mucha tensión interna. Ha sido un tiempo difícil. Compartir el poder y limitar las funciones es muy complicado.

– Deja el partido en un momento muy bueno en cuanto a resultados y a poder, pero también con una pequeña herida que aún supura. 

– A lo primero puedo decirte que con más número de votos hemos perdido elecciones y eso no se nos tiene que olvidar. Con lo segundo creo que lo hemos hecho bien. Podemos servir de ejemplo para otros. Ha habido heridas, ya ves que no las oculto, pero no ha habido enfrentamientos ideológicos. Los otros me parecen incluso comprensibles. La política está muy cerca de las matemáticas, de la ciencia en general, y una máquina cuando se modifica, aunque tenga los mismos elementos, si no los reajustas no ofrece el mismo resultado. El PSOE, como el resto de los partidos, es una máquina que sufre transformaciones. La aparición de primarias todavía produce enfrentamientos. En La Rioja ha habido gente que no ha tenido claro que dentro de las funciones de la presidenta estaba la de nombrar a su gobierno y que tenía todo el derecho a elegir a gente que no fuese ‘pata negra’ del partido.

Toma de posesión de los consejeros del Gobierno de La Rioja, presidido por Concha Andreu | Foto: Gobierno de La Rioja

– ¿Ese fue el principal problema, meter a gente de fuera del partido en el gobierno?

– No. El principal problema fue la bicefalia entre Concha y Paco en una situación crítica como una pandemia con un estrés añadido. Las bicefalias muy raras veces funcionan. Partimos de la base de que cuando hay un presidente, en este caso una presidenta, no hace falta que haya un secretario general. Lo que hace falta es un secretario de Organización. Primero porque alguien tiene que marcar los ritmos de la acción del partido y segundo porque desde el partido se tiene que sustentar al gobierno. Yo entiendo que es muy difícil, pero debe ser así. Concha ahora no ha tenido más remedio que ser la secretaria general. El partido no podía correr el riesgo de volver a caer en el mismo error con otra bicefalia. Yo, en mis tiempos, fui presidente con Angel Martínez San Juan de secretario general. Éramos de la misma generación, de la misma cultura política, además teníamos la misma visión política, y aún así siempre que hay dos cabezas hay problemas. Es mejor un único liderazgo fuerte y asentado.

– ¿El verano pasado fue duro? 

– Fue muy complicado. No tenía que haber pasado como pasó. Se intentó, pero las personas son humanas y es normal que ante una situación así surjan heridas. Por eso buscamos un acuerdo, pero no pudo ser.

– ¿En qué consistía ese acuerdo? 

– No te lo puedo decir, pero era una salida amistosa.

– ¿Como la que pueda haber ahora? 

– Una solución en la que ambas partes se sintieran cómodas y, sobre todo y lo más importante, una solución que significase lo mejor para el partido y no para los implicados.

– ¿Hubo poca generosidad por parte de la presidenta en ese momento? 

– Yo creo que Concha siempre ha actuado con generosidad. Si no, no hubiese permitido una bicefalia ni contar con el secretario general dentro del gobierno. Lo que hay que hacer es buscar en todo momento lo mejor para el gobierno, en ese caso, y para el partido ahora. Esa es la verdadera generosidad. No pensar tanto en las personas o preferencias personales sino en el bien común. Así actuó la presidenta con su remodelación, pensando en el gobierno y así ha actuado el secretario general ahora, pensando en el partido.

– ¿Qué hace uno para mantenerse tanto tiempo en política cuando la política es un juego de tronos en toda regla? 

– Cumplir con mi función, hacerlo sin estropear la institución que representaba y no buscar ambición personal porque en política, si te marcas un objetivo, estás muerto. Consiste en jugar en ámbitos colectivos. Nunca he jugado con mi historia curricular. Cada vez que he comenzado una nueva tarea he empezado desde cero, pensando que debía ganarme el respeto de las personas a mi cargo por lo que iba a hacer, no por lo que había hecho. He sido senador y he intentado ser el mejor senador. He sido delegado queriendo ser el mejor. Y si al final de tu mandato, por ejemplo, los Cuerpos de Seguridad del Estado u otros altos funcionarios, te ofrecen palabras de agradecimiento por tu desempeño, pues mejor que mejor. Además, siempre intento ayudar a que los que me sustituyen para que también sean los mejores. Tenía temor a ser delegado del Gobierno porque ya tenía mi carrera política hecha y tenía más que perder aceptando el cargo que ganar, pero salió muy bien.

– Muchos antiguos barones del PSOE salen a decir que la política de ahora es peor que la de antes, ¿José Ignacio Pérez piensa también eso? 

– Eso es una vulgaridad. Eso lo dice la gente que no ha leído sobre la vida. Es un comentario demasiado habitual. Mis padres también pensaban que yo era menos responsable de lo que eran ellos. Hay que estar muy pendiente de las generaciones que están y que vienen. Siempre da vértigo dejar en manos de los hijos lo que has llevado tú, pero es ley de vida. A mí, Pedro Sanchez o Zapatero me suscitaban más dudas que Felipe González porque él era de mi tiempo. Igual que digo esto, creo que si no hubiese llegado Pedro Sánchez probablemente el PSOE ya no estaría. La gente joven ve las cosas de otra manera: las relaciones, el mundo, la política… Sabes que tú a los 70 tienes alguna ventana cerrada y tienes que dejarte ayudar por la gente joven. Con el tema de Susana Díaz yo interrumpí alguna amistad porque todos los de mi generación entendían que tenía que ser ella. Yo no he votado nunca a Pedro en primarias pero me parecía la solución.

– José Ignacio Pérez tiene una teoría sobre la ciudadanía española.

– Tengo la teoría de que la mayoría, en el fondo, son socialdemócratas, aunque no lo digan o incluso aunque no lo sepan. Tú vas a Estados Unidos y la sociedad no entiende que alguien de derechas esté a favor de la educación pública, de la salud pública, de que haya unas pensiones públicas… para ellos eso es ser socialista radical, y aquí tenemos claro que es la mejor opción que nos hemos dado los españoles. El problema de la sociedad es que la gente no identifica los valores socialdemócratas. Cuando sueñas una sociedad justa buscas que haya un equilibrio entre la igualdad y la libertad. Entiendo la rebeldía de los jóvenes, pero les preguntaría: ¿cuándo os gustaría a vosotros haber nacido? o ¿cuándo os gustaría que hubiesen nacido vuestros hijos? Creo que a nadie les gustaría nacer en ninguna época del pasado. El mayor problema de futuro es que la democracia corre peligro.

– ¿Qué problema tiene la democracia? ¿La gente vota mal como dice Vargas Llosa? 

– A Vargas Llosa le perdono casi todo por dos cosas: primero porque es mayor y segundo porque ha luchado contra las dictaduras y ha escrito contra ellas. La democracia tiene peligro sencillamente porque en España hay movimientos que han justificado posibles golpes de Estado y que todavía no se consideran antidemocráticos, pero temo que habrá que hacerlo. Son enemigos de la democracia institucionalizados y eso es peligroso. Tengo claro que antes de ser socialista o de derechas hay que ser demócrata. En el ámbito mundial está más complicado aún porque los estados han dejado de ser la referencia del poder, las grandes compañías ahora tienen más poder que ellos. Tenemos que ser conscientes sobre a qué jugamos. Se puede vivir bien sin libertad, como ha pasado en algunas dictaduras, y tenemos a gente dispuesta a vender partes de libertad por seguridad o por una supuesta estabilidad económica. Los partidos políticos son necesarios y están mal valorados porque buena parte de la actividad política se centra en no respetar al adversario. En otras profesiones esto no pasa.

– ¿Cómo ve el futuro de la región? ¿Qué puede pasar en las próximas elecciones? 

– Cualquiera que conozca un poco la técnica electoral sabe que hay zonas en España, entre ellas La Rioja, en las que influye mucho la política nacional. Si el PSOE a nivel nacional sube de aquí al periodo electoral diez puntos, aquí subiremos entre ocho y doce. Siempre ha sido así. Tengo evidencias: por la calle la gente te para y siempre te habla en términos de política nacional. Además creo que Concha se está afianzando como líder y como referencia.

– ¿José Ignacio Perez se va tranquilo con el futuro o con muchas dudas de lo que pueda pasar en La Rioja? 

– He formado parte casi siempre de la elaboración del programa electoral, que es la señalización del camino y ese es el que importa. No puedo decir que importa más que ganar elecciones porque para llevar adelante el proyecto es necesario ganar elecciones, pero lo fundamental es si vamos en la buena dirección y creo que es así. Lo importante, si estás en política, es querer transformar y no veo temores a que en el PSOE haya dudas en coger el camino correcto. No hay temor. Hay gente joven, que en algunos momentos no la tuvimos, y eso es el mayor seguro. Además, que haya gente en todos los municipios que se identifiquen con el proyecto es magnífico.

– ¿Cómo ve a la oposición? 

– La veo mal. No tanto por cuestiones organizativas, que hay que respetarlas. Veo que no están articulando, no les sale y es porque hay gente que no es capaz. A mi me dice mucha gente lo de “yo por el partido…” y me he dado cuenta, con el paso de los años, que sólo me creo a los que toman decisiones contra sus intereses, que uno se vaya a su casa para no armarla… y eso no lo veo yo ni en la oposición ni en mi partido muchas veces. A mí me da pena porque la gente de la oposición no hace más que insultar. En Calahorra, en La Rioja… parecen estar siempre enfadados y en lo que se tienen que centrar es en tener un candidato presentable. Antes me preguntabas qué había que hacer para estar tantos años en política, pues te contesto ahora: ser feliz con la política. Y a la oposición no la veo.

– ¿Crees en la posible vuelta de Cuca Gamarra para competir contra Concha Andreu? 

– No. A no ser que vean que es la única manera y será de una forma muy artificial porque, en líneas generales, la gente que va a Madrid ya no vuelve. Yo con Cuca me llevo bien, seré de los pocos que le he hecho reír en una rueda de prensa. Relajada gana mucho, pero sale siempre con cara de cabreada. Eso es fruto del síndrome de brigada. No hay ascenso posible. En cualquier caso, los datos que tengo ahora mismo es que Concha no sólo es la que más nota saca de los políticos riojanos, sino la única que aprueba.

– El gobierno de coalición en La Rioja, ¿le ha venido bien para ir algo más a la izquierda? 

– El PSOE lo hubiera hecho igual sin sus socios de gobierno. Ellos quizás aprietan en el ritmo, pero poco más. Cuando uno está fuera del gobierno entiende lo que es el ritmo, pero cuando gobierna sabe que hay otros ritmos más lentos e incluso, a veces, más inteligentes. No hay que vivir de la ansiedad. Hay que ser más prudentes.

– ¿Cuándo nace la cultura política en Nacho Pérez? 

– Nace en la universidad. Tuve ofertas del PCE, pero nunca quise entrar. Lo tuve muy claro. Mi pensamiento estaba vinculado con el socialismo democrático y la dictadura del proletariado me parecía una locura. Por convicciones políticas y por un accidente con unos compañeros, tuve que desplazarme a Barcelona después de segundo de Derecho en Zaragoza. Allí había más movida política. Luego en Madrid estuve vinculado con gente del PSP, de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, que me dieron una fuerza y unos criterios ideológicos fuertes. Era entonces el PSP de Enrique Tierno Galván, Raúl Morodo, Pepe Bono… Y te contaré una anécdota: haciendo la mili en el Gobierno Militar de Madrid con un calagurritano, nos desplazamos una noche a Calahorra en un R-8 sólo para pegar los carteles del PSP y me volví a la mañana al Cuartel. Después, en el 79 me vinculé al PSOE en las listas municipales y es el único partido en el que he estado afiliado.

– ¿Cómo ve el mundo después de la pandemia? 

– Siempre lo veo mejor. Hay cuestiones que son muy repetitivas e incluso pesadas. Parece que siempre vamos a ir a peor. Yo soñé cuando tenía 20 años como quería que fuese la sociedad española y si entonces hubiera escrito una carta, no habría tantos sueños cumplidos. Que venga una persona hoy en patera y que sus hijos puedan ser médicos o abogados en España, es un logro magnífico. Se puede mejorar, desde luego, pero la igualdad con Ronaldo es imposible.

– De redes sociales José Ignacio Pérez nada, ¿no? 

– No porque me conozco. Recuerdo que cuando era senador tuve una anécdota cuando apareció lo de Anonymous. Se metieron con no se qué proyecto de ley y yo por correo electrónico hice un comentario que dije que si pensaban que los senadores éramos gilipollas. Salió desvirtuado en algún sitio diciendo que yo había dicho que les llamaba gilipollas. Así que mejor no tener redes. Observo lo que dice la gente por las redes pero yo no quiero participar en ellas por riesgo a desvirtualizaciones.

– Hay que tener cuidado con las redes. Y para muestra, el botón de los 156 kilómetros por hora. 

– ¿Qué nos habéis pedido a los que nos llamáis casta? !ue seamos permeables, que la gente nueva sea heterodoxa… pues ahí está. Es lo que quiere la ciudadanía, gente muy natural y que cuelgue todo en redes. Pues cuando cuelgas todo alguna vez pasan estas cosas. Nada que ver con lo que pasó con Emilio del Río que iba con coche oficial y sacó al chofer para conducir él a 200. Concha no conducía, pidió perdón y todo solucionado. Esto forma parte de una anécdota personal.

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