Soy logroñés y residente en el Casco Antiguo. Muchos somos lo que mostramos nuestra tremenda preocupación con lo que está pasando en uno de sus pulmones verdes, parque emblemático de la ciudad y además de lugar de ocio y esparcimiento.
Desde que el Ayuntamiento de Logroño permite el botellón, que lo encubre bajo el “derecho de reunión” de sus jóvenes, la cosa se está tornando en un verdadero delito ecológico, medioambiental y emocional.
Lo de emocional lo digo porque muchos vecinos, sobre todo los que vivimos cerca del Parque del Ebro, llevamos todo el verano, todos los días, aguantando los festivales nocturnos permitidos por el Ayuntamiento de Logroño. Digo lo de permitido porque por mucho que llamemos a la Policía Local, su respuesta siempre es la misma: “Lo siento, pero somos muy pocos efectivos por la noche y no podemos hacer nada”.
Un día, el sábado 21 de agosto, sí se presentaron a poner “orden” y se tuvieron que marchar porque los “jóvenes allí reunidos, que por supuesto no estaban haciendo botellón”, les recibieron a botellazo limpio.
Toda esta situación está haciendo mella en nuestra salud. Es imposible dormir por las noches. A partir de las 2:00 comienza el festival. Jóvenes de fiesta y sus altavoces portátiles hacen imposible el descanso. Y así llevamos ya más de dos meses y vemos que nuestros gobernantes no hacen nada.
Tienen más derecho los jóvenes a estar de fiesta que los adultos a descansar. Y sí, nosotros somos los que al día siguiente tenemos que ir a trabajar y sin descansar.
Y lo de delito ecológico y medioambiente, lo digo porque la zona inundable del parque, su humedal, está lleno de botellas, plásticos, excrementos humanos y todo tipo de basura que uno sea capaz de imaginar.
Se supone que debiera ser una zona protegida, pero como unos y otros, ayuntamiento y Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), no se ponen de acuerdo, queda declarada como zona de nadie. Zona sin Ley. Ideal para irse de botellón.
Por no hablar del aasis para mariposas, que se inauguró el 16 de abril en el Parque del Ebro y a mediados de junio ya había sido destruido por los jóvenes reunidos allí noche tras noche.
Los vecinos no podemos más, necesitamos que alguien nos ayude a nosotros y al Parque del Ebro.
*Puedes enviar tu ‘Carta al director’ a través del correo electrónico o al WhatsApp 602262881.
