La Rioja

El Arrabal calagurritano: entre la historia y una nueva imagen

En el mes de abril comenzaban las obras de la calle Arrabal en Calahorra. El objetivo es el de reorganizar y reponer los servicios de una de las vías más importantes del casco antiguo calagurritano. Con una inversión que asciende a 721.145,82 euros y que será cofinanciada al 50% por la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), desde hace unas semanas ya ha empezado la obra civil en la calle que se realizará en diferentes tramos para permitir el paso a vecinos.

La intención es que las obras afecten a una superficie de 3.222 metros cuadrados, y éstas plantean el refuerzo y ampliación del colector que discurre por toda la calle; una actuación muy necesaria tras la renovación de los colectores conectados al de la propia calle Arrabal.

Así las obras se encontraron con la primera sorpresa nada más comenzar y es que el hallazgo de una parte del puente de piedra que servía de entrada a la ciudad en una de sus calles de acceso hizo que los trabajos se retrasasen.

Ahora con la renovación del saneamiento en redes de agua separativas (pluviales y residuales) suficientes, red de abastecimiento para riego e incendio, y el soterramiento las instalaciones eléctricas y de telecomunicaciones además de la red de gas, se van viendo los primeros progresos en la obra.

“Se trata de una obra que tiene numerosas dificultades”, explicaba esta semana el concejal del área, Antonio León. Una de ellas es la estrechez de la propia calle. “No se pueden meter máquinas demasiado grandes y hay que hacer un trabajo muy minucioso”, explicaba. Además se encuentran con la falta de cimientos de las casas cercanas a la obra. Más así, desde los servicios técnicos del ayuntamiento se está estudiando el hecho de tener que derribar alguna de las casas que están en ruinas en la calle antes de comenzar con esos tramos de la obra.

El primer consistorio y la acequia de Melero

La calle Arrabal está considerada un eje vertebrador de todo el casco antiguo. De hecho, con el inicio de las obras, los vecinos más antiguos de la zona van recordando la historia de la calle. “Aquí”- comenta uno de ellos- “estaba el antiguo ayuntamiento antes de que pasase a la plaza de la Verdura. Luego hubo una casa con unos porches, mira aún se ven donde estaban los pilares”.

Así, estos días a través de redes sociales algunas personas se han preguntado si una galería subterránea que ha salido a al luz bajo la hornacina de San Miguel podría ser algún hallazgo arqueológico. En principio parece ser que no. “Se trata de lo que se conoce como la acequia de Melero que era una acequia que transcurría por la zona y que servía tanto para recoger agua como para tirar desechos y que pasa también por debajo de la catedral”, explicaba el arqueólogo que está realizando las labores de control en la obra, David Eguizábal.

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