La Rioja

Una mirada de luz al confinamiento de La Rioja rural en formato de fotolibro

Sara Sda es una riojana a la que el desarrollo del COVID-19 le sorprendió viajando. Cuando regresó a España decidió que el mejor lugar donde pasar el confinamiento de marzo de 2020 era su pueblo, Torrecilla en Cameros.

La situación de Sara, al igual que la de otros muchos ciudadanos, se torció. “No sabía cómo iba a continuar con mi vida. Todo en lo que yo trabajaba no existía, pensaba que la vida se había acabado en ese momento”, explica.

Pero con el paso de los días se dio cuenta de que todo lo que le rodeaba “era algo histórico, todo me parecía una pasada”. Por lo que decidió que cada vez que saliera de casa iba a llevar su cámara con ella, “así podría hacer fotos a todo lo que pillara, porque todo me flipaba”.

Sara vio que todo era tan oscuro y las noticias que llegaban eran tan negativas que quiso darle una vuelta a la situación: “Comencé a hablar con mis vecinos y a escribir las historias. Pero siempre desde lo positivo porque aquí estábamos viviendo una pandemia totalmente diferente a lo que se veía en los medios y a lo que hubiera vivido en Madrid”.

En un momento en el que los datos de fallecimientos y aumento de curvas de contagios eran moneda común, ella buscaba ofrecer otro discurso alternativo, “que nos ayudase a soportar ese momento que estábamos pasando. Por ello lo empecé a poner en redes y se convirtió en un proyecto sin ninguna pretensión”.

Los vecinos del pueblo y gente de otras localidades se engancharon a las historias que Sara narraba. “Me pedían que contara más historias, los vecinos me preguntaban si iba a contar eso en Facebook. Se ha creado una bonita comunidad con historias que merecía la pena guardar tanto para los vecinos del pueblo como para gente de ciudades que habían nacido en pueblos y que por temas de trabajo ya no viven en ellos”, detalla.

La naturalidad del proyecto hizo que la fotoperiodista quisiera recopilar todas las historias en el fotolibro, ‘Cuentos de la España rural en tiempos del Coronavirus’. Con él, pretende que “las historias se queden y que la gente no se olvide de lo que pasamos. Sobre todo las partes buenas, porque también hubo cosas bonitas”.

El libro que recopila todas las fotos y las historias de sus vecinos es la historia de cómo la vecindad de un pueblo de La Rioja se ayudó a pasar unos meses tan oscuros: “Es un diario de cómo se pasó aquí. Pero creo que es extrapolable a otros lugares, sobre todo en zonas rurales”. Además, Sara con esta obra busca poner en valor lo rural, “que se hable de los pueblos y se sepa que en ellos hay vida. En ellos pasan cosas igual que en otros sitios, que somos iguales”.

Dentro de la dureza de los días que estábamos viviendo, comenzar con este proyecto ayudó a Sara ayudó a pasar de una mejor forma esos meses: “Escribir sobre estas cosas me ayudó a sobrevivir. Fijarme en las cosas bonitas me ayudó a no entrar en esa oscuridad que nos rodeaba”.

Entre todas las historias, Sara ha narrado la de una vecina que a sus 102 años había vivido dos pandemias, la de la gripe española y la del COVID-19; la del hombre que limpia la fachada de su casa y la de sus hermanos con agua y lejía la fachada a pesar de que estos no estaban en el pueblo, y la de la mujer que limpia en el dispensario del médico que, aunque estaba cerrado, ella todos los días lo desinfectaba para cuando hiciera falta.

“Son historias que mueven mucho y no podría quedarme con solo una, me han marcado todas”, asegura la autora. Contar todas las vivencias hizo que Sara no pudiera parar de emocionarse. “Y a día de hoy, cuando leo el libro, sigo haciéndolo”.

Sara ha querido hacer público su agradecimiento a las vecinas y vecinos de Torrecilla que la acogieron “como si nunca se hubiera ido a Madrid, simplemente como la nieta de mis abuelos que soy”, a pesar de que ellos no están con ella desde hace muchos años.

La publicación del libro ha sido posible gracias a la ayuda del Ayuntamiento de Torrecilla. “De manera individual yo no podría haberlo hecho. Necesitaba financiación para poder hacer un proyecto tangible”, resalta.

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