El riojano Pau Quemada ha colgado el stick después de caer eliminado en los cuartos de final de los Juegos Olímpicos de Tokio. Días después de su último gran baile, Quemada asegura que “la sensación es rara, tengo un mix de emociones. Pero me imagino que es lo que toca en estos momentos y toca digerirlo”.
Volver a adaptarse a la realidad después de un torneo largo cuesta y por ello Pau se encuentra con estas nuevas impresiones. “Si haces una autoevaluación del equipo, lo tuvimos muy cerca y deportivamente sabe mal. Y le añades el hecho de que sabes que era la última vez, que no volverá a ocurrir, que no hay otra oportunidad”.
La situación en la que se han visto envueltos estos juegos por el COVID-19 ha hecho que sean “muy distintos a lo que son unos Juegos Olímpicos de por sí y a lo que se esperaba que fueran los juegos de Tokio”, valora Quemada. Pero que finalmente se hayan podido celebrar a nivel deportivo es motivo de alegría para el logroñés.
El espíritu olímpico que se vive cada cuatro años es algo que esta vez los deportistas no han podido vivir como están acostumbrados. “Este año se ha vivido en menor medida, porque tienes que llevar mascarilla, hacer test, en el comedor estás rodeado de mamparas de metacrilato para no hablar con el de al lado ni el de enfrente…”. La esencia de la convivencia se pierde, pero “el hecho de poder competir te devuelve el espíritu”, puntualiza el riojano.
La competición no ha sido como la recordaban, “pero no dejan de ser unos Juegos que la gente se prepara durante cuatro años y en este caso un año más. Solo afecta al atrezzo, por decirlo de alguna manera, pero eso también ha podido beneficiar para el rendimiento y la gestión de nervios”.
La falta de público y el contacto con otros deportistas son alguna de las ausencias que destacan, pero Quemada confirma que “te acostumbras. Es cierto que esta vez hemos pasado más horas en el apartamento y menos en el comedor, que antes era un sitio agradable donde tomar el café, pero ahora suponía un riesgo. No deja de ser una competición, solo que sin todo lo que había antes”.
Estos Juegos han sido más especiales, si cabe, para el riojano porque sabía que tras ellos no volvería a competir en el hockey profesional. Por eso tras el pitido final los sentimientos se mezclaban. “Te sientes feliz pero a la vez te invade la tristeza. Porque por mucho que sepas que te retiras, una vez lo haces te vienen todas las emociones que has contenido a lo largo del tiempo”.
Si algo echan en falta los deportistas en estas competiciones es a sus familias, por lo que el reencuentro con ellas “siempre es emotivo y más después de una gran cita como esta. Pero es una lástima que no pueda ser con una medalla”, destaca Pau Quemada. Además, su familia esta especialmente contenta, “saben que ya no me volveré a ir tanto tiempo y en casa lo agradecen”.
Pau Quemada cierra una importante etapa en su vida, ahora le toca “descansar, disfrutar y compartir momentos con la familia y amigos” con unas merecidísimas vacaciones y una pronta visita a la tierra que le vio nacer.
