Soy riojana y vivo desde hace años por razones profesionales fuera de mi tierra. Los últimos años han sido en Barcelona, donde hasta la pandemia hubo un tiempo que hasta cuatro opciones al día para tomar un Alvia había. Llegó el fatídico virus y, como era normal, las opciones se vieron reducidas, quedando a un tren directo tres días a la semana.
Se acabó el estado de emergencia y poco ha mejorado desde este punto. De cuatro trenes directos hemos pasado a tan sólo uno de ida y otro de vuelta en un horario muy malo para compaginar con el trabajo, así que no queda otra que tomar un AVE hasta Zaragoza y ahí subirse a un cercanías de casi mi edad (cuarenta años) con escasa higiene, en muchos casos ni ventilación (más allá de la ventana), pasando de ser un viaje que podía ser motivante para atraer viajeros a nuestra tierra a un suplicio que uno ya no está dispuesto a hacer de modo frecuente para visitar a familia y amistades. ¡Y mucho menos por turismo!
Tenemos un aeropuerto que no funciona, la autopista más cara de España, cada día menos trenes… ¿Qué estamos haciendo? Invertir en obras de infraestructuras que no mejoran las comunicaciones. Por lo tanto, apelaría a la clase política riojana a atajar los problemas. No con ladrillo sino con actuaciones que lleven a mejorar la comunicación poniendo realmente a nuestra comunidad donde se merece y no en la lista de las olvidadas. Gracias.
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