La Rioja

La restauración de la capilla del Cristo de la Pelota, en su ecuador

Aún queda mucho por hacer, pero los trabajos realizados durante los tres últimos años en la capilla del Cristo de la Pelota en la catedral de Calahorra empiezan a poner de manifiesto los primeros resultados. La oscuridad ha dado paso a la luz y la humedad ya no es un problema para las maravillosas pinturas del siglo XVIII en las que ahora se ve cada detalle, cada impronta del autor.

La asociación ‘Amigos de la Catedral’ es quien ha conseguido todo esto. No es la primera vez y seguramente no será la última. Con una cuota de solo 12 euros al año por socio, la asociación consigue exprimir al máximo sus recursos y, desde que nació allá por 1992, ha conseguido que la catedral calagurritana vea cómo sus capillas van cogiendo la imagen que nunca tuvieron que haber perdido.

Sólo un año después empezaron con la rehabilitación de la primera capilla, la de San Pedro. Después pasarían las del Espíritu Santo, la de San José, la de Santa Lucía y la de los Reyes. Entre unas y otras, además, rehabilitaron las campanas del templo y las esculturas y hornacinas del trascoro.

Hace tres años se pusieron manos a la obra con la capilla del Cristo de la Pelota y ya empiezan a verse los primeros cambios gracias al intenso trabajo de María José Herreros y Roberto Cagigal.

La restauradora María José Herreros explica cómo han sido los trabajos de estos tres primeros años. “Lo primero para que nosotros podamos empezar con la restauración es todo el trabajo de obra. La capilla tenía muchas deficiencias que había que subsanar antes de entrar con las obras de arte”, cuenta explicando que sólo en obra civil ya hubo que invertir en torno a 30.000 euros.

Además había que retirar todas las piezas que no se podían restaurar ‘in situ’ y construir barreras contra la humedad, uno de los mayores enemigos de esta coqueta capilla que tiene una historia peculiar.

Cuenta la leyenda que la capilla del Cristo de la Pelota, en la girola de la catedral de Calahorra, recibe este nombre por un hecho milagroso, en el cual la talla de Jesucristo crucificado de su interior se desclavó para señalar al culpable de un homicidio cometido en una disputa entre amigos durante un partido de pelota. De ahí que uno de sus brazos se encuentre desprendido.

Un retablo de Diego Camporredondo

Luego llegó el momento de la consolidación de cúpula. “Siempre empezamos de arriba hacia abajo por motivos obvios. El mayor problema es que había que fijar la pintura porque la sal y la humedad la habían levantado casi por completo”, cuenta detallando que “antes de empezar los trabajos hay un esfuerzo importante de documentación porque hay partes que se habían desprendido completamente y lo que estaba documentado se puede reintegrar para que la línea argumentativa del autor no se pierda”.

Cuando todo eso estaba listo comenzó el trabajo en el retablo del autor Diego Camporredondo. Primero una limpieza superficial, después otra intensa. “Nos hemos encontrado de todo. Se llegaba a ver la madera en la parte más baja del mismo de lo estropeada que estaba”, comenta María José, que explica cómo la parte final fue la restauración del Cristo, una imagen gótica de 1744.

Aún queda mucho trabajo a pesar de que el consistorio de Calahorra anunció la donación de 10.000 euros para los trabajos. Y es que ahora, hay que restaurar las pinturas de las paredes y la verja de la entrada que está llena de detalles que se verán con más detalle cuando acabe el proceso. Además, la asociación tiene la intención de recuperar el suelo de madera original y que así la capilla no pierda su calidez. Calculan que quedan otros tres años para que la restauración completa de la capilla sea una realidad, pero ya tienen en mente la próxima actuación que estará dirigida a la restauración de la capilla de la pila bautismal.

Eso siempre que la gente siga apostando por la asociación. “Llegamos a tener más de 2.000 socios, pero la gente mayor va faltando y los hijos y los nietos no se hacen socios, aunque luego cuando vienen se quedan maravillados con las cosas que hemos ido haciendo en estos casi 30 años”, dicen desde ‘Amigos de la Catedral. Doce euros tienen la culpa de que en uno de los mayores patrimonios de la ciudad pueda seguir viendo la luz diferentes proyectos de restauración.

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