UD Logroñés

El Logroñés y el Mirandés honran al fútbol del norte sobre un cementerio indio

Las Gaunas está construido sobre un cementerio indio. En su terreno descansan espíritus ancestrales que pertuban su existencia. Logroño no desciende ni de los berones ni de los pelendones sino de una tribu que hoy descansa bajo el césped de un campo maldito. La presencia del fútbol molesta como la de esos niños en una plaza que amenazan en cada pelotazo con romper un cristal. “Como sigáis así, os rajo el balón”. El clásico aviso. El miedo.

La presencia de los espíritus indios provoca el caos alrededor del estadio. Lo mismo impiden el aterrizaje de los Reyes Magos en helicóptero que prohíben crecer la hierba. Da igual cuantas veces se cambie y que los expertos hablen de cosas como “el nivel freático”. A cada paso por mejorar el fútbol en la capital riojana, un nuevo impedimento por no permitir el descanso de una tribu que habitaría Logroño siglos antes del Concept.

Si el ayuntamiento intenta poner un parche, los indios no dejan al césped echar raíces. Si el ayuntamiento echa mano de LaLiga y pone un terreno de juego en condiciones (240.000 euros), los indios envían la mayor nevada de la historia a Las Gaunas. Manto blanco sobre la hierba y decenas de operarios a trabajar. El día del estreno del nuevo verde, la maldición del cementerio indio. Barro. Agua. Nuevas calvas. Partido de taco largo. Encuentro para valientes.

Bajo esta premisa se han dado cita Logroñés y Mirandés este sábado para estrenar el 2021. Un choque que no hace mucho era un día grande en Segunda B y que ahora es una rutina de Segunda División. Viejos conocidos en una nueva categoría que les acoge junto a una maldición india recién descubierta. Por ella, el conjunto blanquirrojo ha encontrado siempre la gloria lejos de casa. Lo hizo en La Rosaleda, donde el cielo luce azul y el mar aleja cualquier tristeza.

En Málaga se acogió el Logroñés a otro espíritu con un ascenso con el que tocó el cielo. Intentó dejar atrás la maldición india y abrazar el espírituo de La Rosaleda. Por eso rompió a orillas del Mediterráneo hace un par de semanas una racha de seis derrotas consecutivas. Empujado por los vientos de la Costa del Sol, el conjunto entrenado por Sergio Rodríguez ha vuelto a La Rioja con ganas de permanencia. Y así ha plantado cara a un Mirandés venido a más en los últimos años.

Pese al larguero de Iván Martín en el primer minuto, el Logroñés ha conseguido dominar ese marcador erigido sobre un cementerio indio que casi todo lo impide. Casi todo salvo exhibiciones personales como la de Paulino. Primer gol del extremo cántabro tras un centro de Andoni López (1-0) y asistencia a Ander Vitoria para marcar el segundo de la tarde (2-1). Sustituido por Unai Medina en el minuto 71, el centrocampista llegado del Alavés ha hecho su mejor partido desde que fichó por el conjunto riojano.

El Mirandés ha sido mejor en más fases del partido que el Logroñés, pero el equipo blanquirrojo siempre se ha impuesto gracias a su pegada. Primero ha sido Paulino y luego Ander Vitoria. Entre medias, Víctor Meseguer ha logrado empatar el encuentro (1-1) después de otro larguero y un posterior rechace de la escuadra burgalesa. Con Dani Giménez vencido sobre el césped, escuchando los gritos indios en el subsuelo de Las Gaunas, el centrocampista murciano ha logrado igualar la contienda al filo del descanso.

No ha sido suficiente para los visitantes, incapaces de imponer su superioridad en el juego en el electrónico. Si bien el partido no ha sido de una brillantez memorable en lo deportivo, sí ha sido entretenido como primer bocado futbolístico del año. Victoria necesaria e importante para el Logroñés, que vuelve a ganar siete partidos después (seis derrotas y un empate). Ya se puede decir. El conjunto blanquirrojo rompe la maldición del cementerio indio y lleva todo el 2021 ganando. Año de nieves, año de bienes. Eo eo eo.

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