UD Logroñés

La banda de la navaja no puede contra la séptima flota

El Espanyol vence en Las Gaunas (0-3) y el Logroñés suma su quinta derrota consecutiva

Las dos de la tarde es la peor hora posible para el fútbol. No somos ingleses ni queremos serlo. ¿Un partido a las seis de la mañana? Mejor. Ahí se unen los trasnochadores con los madrugadores del domingo. Los que desayunan para mitigar la resaca con los que van al paseo antes de comprar el pan y el periódico. ¿A mediodía? La hora más familiar. Fútbol y al vermú. ¿A primera hora de la tarde? Vermú y al fútbol. ¿A última hora del día? Bocata de cuarto de hora para el descanso.

A las dos de la tarde hay que madrugar demasiado para tener el domingo en orden antes de acudir a ver el partido. Ya sea en el estadio (sin pandemia) como en casa o el bar. Y como a esa hora el hambre aprieta más que la necesidad de puntuar para los recién ascendidos, tampoco es cuestión de ponerse a comer con el fútbol de fondo. Hay que centrarse en una tarea. Para cuando acaba el encuentro, ya no es hora para nada más que para echarse la siesta.

Si a la hora le añades que visita tu casa el presupuesto más alto de Segunda División, ese que multiplica por diez tu límite salarial, pues notas que tu domingo va a ser más complicado que aprobar una oposición para registrador de la propiedad. Sólo tres letras te meten el miedo en el cuerpo: RDT. Y una cifra que te obsesiona desde el jueves: el cuatro. Cuatro derrotas consecutivas (Mallorca, Ponferradina, Rayo Vallecano y Girona). Que el rival sea el segundo clasificado sólo dificulta más las cosas, aunque deja un nombre noventero y vintage para la cita: Logroñés-Espanyol.

Resignado por el horario y el rival, sólo queda una opción: cuchillo entre los dientes. Competir hasta la extenuación. Concentración máxima. Así ha salido este domingo el Logroñés al césped de Las Gaunas, pero la realidad ha vuelto a imponerse. Pese al buen oficio demostrado por los blanquirrojos, la vida ha vuelto a demostrar que una experimentada banda de navajeros no puede plantar batalla a la séptima flota de Estados Unidos. Da igual que conozcan las mejores artes callejeras. No hay cabida en la guerra para las peleas de barrio.

Y la Segunda División es una guerra con las mismas complicaciones que la geopolítica mundial: grandes potencias, inversiones en armamento, últimas tecnologías… Así las cosas, en la primera media ocasión que ha tenido Raul de Tomás (RDT), este ha clavado el balón en la escuadra izquierda de Dani Giménez. Corría el minuto 8 y el delantero madrileño se encontraba en fuera de juego. Nada más cumplirse el primer cuarto de hora, una falta en la frontal del área ha servido para romper el choque. RDT ha vuelto a clavar el esférico en la escuadra, esta vez en la derecha, y el arquero no ha podido más que estirarse en bonita palomita para la foto.

Justo antes del descanso, un error de Gorka en la salida de balón ha propiciado el 0-2. Cinco segundos les han bastado a los pericos para marcar. Así es la guerra. Si asomas la cabeza por encima de la trinchera, los francotiradores no perdonan. Pum. Al suelo. Sin tiempo a darte cuenta de lo que ha ocurrido. No te salva ni el casco ni la distancia. Una pelota regalada al salir jugando y una combinación de fantasía: RDT, Puado, Óscar Gil en banda y Sergi Darder en el corazón del área con la cabeza lista para el remate. Y a recoger el balón de la red y el cadáver del suelo. Partido finiquitado.

Tras la reanudación, por si dos balazos no eran suficientes, el tercero. Puado recorta ante Clemente dentro del área y cruza el esférico ante lo que nada puede hacer Dani Giménez (0-3). Quinta derrota consecutiva para el Logroñés, que este miércoles visita Urritxe para enfrentarse al Amorebieta en la primera ronda de la Copa del Rey. Finalizará el 2020 visitando al Málaga en La Rosaleda. En el horizonte liguero, la posible sexta derrota para igualar la racha de seis victorias consecutivas cosechadas antes de este fatídico carrusel de partidos perdidos.

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