Agricultura

El CPAER realiza más de 450 controles e inspecciones durante su primer año

El Consejo de la Producción Agraria Ecológica de La Rioja (CPAER) ha realizado más de 450 controles e inspecciones desde que en mayo de 2019 asumiera esta competencia. El Consejo de la Producción Ecológica de La Rioja certifica a más de 450 productores ecológicos de alimentos de todo tipo: verduras, legumbres, conservas, setas, champiñones, embutidos, carnes, huevos, pan, aceite, vinagre, especias, frutas, miel, frutos secos, vino, chocolate, café…

El Consejo de la Producción Ecológica es quien certifica que un operador puede comercializar alimentos ecológicos de La Rioja. Pero, una vez certificado el control y seguimiento es continuo. Según detalla la directora del Consejo, Silvia Gallo, “se llevan a cabo controles periódicos in situ donde se realizan solicitudes de documentación diversa y se inspeccional el estado de las parcelas o las instalaciones inscritas”. En cualquier momento, en una visita a la explotación o telemáticamente, se puede solicitar a cualquier productor cualquier documento relacionado con la obtención del certificado.

Es continuo el control, incluso visitas “sin avisar”, o recogida de muestras. Hasta esto está regulado: al menos un 10 por ciento de las visitas son no anunciadas o “por sorpresa”. Por otro lado, el productor ecológico sabe que su producto puede ser analizado aleatoriamente en cualquier momento en el canal de distribución. Además de algunas normas generales, cada tipo de operador debe cumplir unos requisitos recogidos en normativa europea, principalmente. Las exigencias son iguales en cada ámbito de actuación.

Los controles in situ son una verificación suplementaria de lo que se documenta en papel. La inspección es realizada por auditores y los controles in situ del auditor se revisan también en oficina. Así se cierra el círculo. Si todo está conforme a normativa, la certificación se renueva. Si existe alguna duda se solicita más documentación o se proponen medidas correctoras.

El día a día

En una inspección in situ, los auditores acuden en vehículos todoterreno a visitar parcelas o se trasladan hasta una industria. Pueden coger muestras o no y llevarlas a analizar a laboratorios para descartar la existencia de algún residuo de plaguicida, por ejemplo, o de un aditivo que no pueda ser utilizado. Se pide mucha documentación. Se verifica que un agricultor lleva al día su cuaderno de campo donde indica qué productos ha utilizado, si ha empleado semilla ecológica… Y en la industria, lo mismo: una bodega, por ejemplo, debe certificar que la uva recogida procede de un viticultor inscrito en agricultura ecológica. E igual sería en el caso de una conservera… Todos los proveedores tienen que estar certificados para que exista una trazabilidad completa. El auditor pide albaranes de productos comprados y facturas. Y es obligación del productor tener todo documentado y disponible. También hay que controlar todo lo que sale al mercado: el etiquetado está pautado también y debe dejar claro quién certifica.

Puede haber explotaciones e industrias mixtas. Su sistema de gestión de calidad debe estar diseñado para evitar contaminación cruzada entre producción ecológica que comparta espacio en la misma industria con otra que no lo es. “La maquinaria por la que se transporta un alimento, por ejemplo, no se debe compartir, o si se hace debe quedar registrada la limpieza entre operaciones en la conservera, la bodega, la almazara o la licorera”.

Todos estos controles suponen una garantía para el consumidor de que el producto que ha comprado es ecológico y, por tanto, más sano y menos perjudicial para el medio ambiente. La propia etiqueta refleja que existe una autoridad de control, lo que implica que el producto ha sido controlado e inspeccionado. En las etiquetas siempre viene el código del certificador, en este caso el CPAER. En todo lo envasado debe haber una etiqueta por unidad de producto comercializado: en cada botella de vino, en cada bandeja de setas, en cada caja o malla de fruta…

Pero no todos los productos, por sus características, incluyen la etiqueta en el producto que el consumidor se lleva a casa. Es el caso de los productos a granel. En estos casos, el producto debe estar identificado, debe evitar “mezclarse” y confundirse con el producto no ecológico. Por ejemplo, una carne ecológica deberá estar separada en la cámara frigorífica expositora de las convencionales e identificada como tal. Los comercios que venden producto a granel tienen que estar inscritos y el consumidor tiene derecho a exigir en cualquier momento al vendedor que demuestre documentalmente que el alimento es ecológico.

Los productores que se inician en la producción agraria se han asesorado antes de otros agricultores o ganaderos o en las organizaciones agrarias. Cuando emprenden esta “aventura” ya se han formado. En el caso de las industrias, el tránsito y el trayecto suele ser más fácil, ya que están acostumbradas porque tienen otros muchos controles y certificaciones en su producción convencional.

La mayoría de operadores de la producción ecológica tienen una gran conciencia medioambiental y también el mercado anima el crecimiento del sector, al aumentar la demanda de alimentos ecológicos. Cada vez más empresas quieren tener referencias ecológicas en su portfolio. “Hay industrias que empiezan con un producto y luego amplían gama”, señala Gallo.

¿Qué normativa regula la producción agraria ecológica de La Rioja?

El CPAER asumió esta competencia el 31 de mayo de 2019 al regularse sus competencias como autoridad de certificación y control en el Decreto 21/2019 del Gobierno de La Rioja.

Son competencias europeas, ya que la Unión Europea es la que regula la producción agraria ecológica y confiere a los Estados miembros la designación de las autoridades de control. A su vez, el Estado español traslada esta competencia a las Comunidades Autónomas y, en el caso de La Rioja, se ha conferido al CPAER, como corporación de derecho público. Es, por tanto, una competencia pública y todos los certificados se emiten desde el CPAER tras los preceptivos controles e inspecciones.

Existe una normativa de producción ecológica recogida en Reglamentos europeos (fundamentalmente, los Reglamentos CE 834/2007 y CE 889/2008 y sus anexos) y compilada posteriormente con las distintas modificaciones publicadas.

Además de todas estas normas, puede haber otras técnicas de una Comunidad Autónoma, aspectos más específicos, como por ejemplo la regulación del uso de logotipos en el etiquetado, aunque el válido y principal para toda la Unión Europea es la “eurohoja”.

Cuando una explotación agrícola o ganadera, una industria transformadora o un importador quiere producir o comercializar alimentos procedentes de producción ecológica debe solicitar su inscripción en el CPAER y dicha solicitud de inscripción, ya incluye unos requisitos iniciales.

¿Y si no se cumple?

En el caso de incumplimiento se puede descalificar un producto. Por ejemplo, un vino ecológico que no cumpla algún requisito se podrá comercializar, pero sin el distintivo de producción ecológica, y al operador se le pedirán las causas y la aportación de medidas correctoras para continuar. Se le realiza un seguimiento y controles adicionales. Para dar de baja en el registro a un operador, existe un catálogo de incumplimientos, una serie de procedimientos e instrucciones según la gravedad: por ejemplo, es muy grave falsear documentación, comercializar un producto descalificado, o desobedecer un requerimiento o instrucción.

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