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Amistad y duelo bajo palos: el reencuentro de Fermín Sobrón y Miguel Martínez de Corta

El Ejea se enfrenta al Haro (Municipal de Ejea, domingo, 12 horas) y lo interesante de este encuentro estará en las porterías. Miguel Martínez de Corta, en las filas aragonesas; se medirá a Fermín Sobrón, que milita en el cuadro visitante. Ambos compartieron etapa en la UD Logroñés y el fútbol cruza sus caminos fuera de Logroño. El profesor contra el alumno, el joven ante el ‘viejo’ (futbolísticamente hablando). Dos amigos unidos otra vez por un balón, porque el fútbol es mucho más que noventa minutos.

Fermín Sobrón (Baños de Río Tobía, 15 de noviembre de 1995) cumplió su sueño de debutar con la UD Logroñés y jugó dieciséis encuentros oficiales con los blanquirrojos, entre Segunda B y Copa del Rey. A la sombra del gran capitán Miguel, voló del nido en la temporada 2018-19 para jugar en uno de los ‘cocos’ de la Tercera riojana. El bañejo se consolidó en la portería y fue clave para el ascenso de los suyos a Segunda B. Una relevancia que siguió manteniendo en la categoría de bronce, convertido actualmente en uno de los pilares del bloque de Aitor Calle.

“Me hace ilusión especialmente por él, sé que ha pasado una época muy mala con la rotura de su cruzado y luego tuvo que salir del Logroñés. Me alegro mucho de que vuelva a ser titular y que siga disfrutando del fútbol. Ya hemos hablado esta semana”, explica el meta. La amistad es muy importante, pero la competición no deja margen para el error: “No podemos tomarnos esta liga como normal; en una liga normal, perder un partido en casa te puede ocurrir y puedes enmendarlo, pero esta liga es muy corta y no podemos dejar escapar esos puntos en casa nunca”.

El Haro comenzó la liga con derrota frente al Calahorra en el derbi riojano (0-1) y por ello necesita reaccionar en tierras aragonesas. El Ejea también viene de perder ante el Tudelano (2-0) y además, cayó en la prórroga frente al Llagostera en la Copa Federación (2-1). Bajo los palos, Miguel Martínez de Corta (Logroño, 25 de noviembre de 1981) tiene muchas ganas de ver a su amigo y lógicamente, de sacar los tres puntos. Tras una gravísima lesión de ligamento cruzado en Gobela, el futbolista vio la luz al final del túnel y ahora es feliz en las Cinco Villas.

“Hoy me ha escrito Fermín, nos sacaremos una foto al acabar el partido. La amistad que tenemos después de tanto tiempo es grande, hemos vivido cosas muy bonitas juntos, explica el ex capitán blanquirrojo. Por ejemplo, una eliminatoria de dieciseisavos en Copa del Rey frente al Sevilla, primero en Las Gaunas y luego en el Sánchez Pizjuán. En la ida jugó Miguel y en la vuelta, Fermín. Recuerdos de un equipo sumido en el fútbol de barro, luchando por huir del pozo hacia Segunda División. Ese maná tuvo que esperar hasta 2020, año marcado para siempre por el coronavirus.

Pero esta no es una historia triste, sino de superación. Era un sábado más en la jaula de Gobela, pero un balón dividido cambió las cosas en la vida de Miguel Martínez de Corta. Una lesión que pareció grave al instante y así se confirmó horas después: rotura del ligamento cruzado. Una de las dolencias más temidas del fútbol. Un mal que azotó al vestuario blanquirrojo (Álvaro Arnedo y Bobadilla).

Lejos de derrumbarse, Miguel luchó por salir adelante y no rendirse. A sus 38 años, tiene contrato hasta 2022 con el Ejea. La vida le vuelve a sonreír:”Este verano parecía que igual no salía nada y me podía quedar sin jugar. He tenido la suerte de que me salió Ejea y pude jugar cerca de casa. Vivo en Zaragoza, una ciudad que ya conozco y cerca de casa. El ambiente es muy bueno y tenemos ganas de conseguir la primera victoria”.

En una liga tan igualada como el Grupo II-Subgrupo B, la meta de entrar en la Primera RFEF (tercer nivel del fútbol nacional en la 2021/22) es posible para todos los equipos: “El primer objetivo es mantenernos en la categoría, vamos a hacernos fuertes en casa y ojalá podamos llegar a la ‘Liga Pro”.

Con el mismo objetivo parte Sobrón en el Haro, en dieciocho jornadas frenéticas. El resultado del Ejea-Haro es una incógnita; pero lo que es seguro es que, gane quien gane, habrá un riojano feliz.

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