CARTA AL DIRECTOR

Justos por pecadores: «¿Por qué no se sanciona al que no cumple en vez de ‘ahogar’ a los que lo hacen?»

La salud es lo más importante. Para intentar mejorarla acudo un par de veces por semana a mi gimnasio. Tras el confinamiento tuve miedo, pero lo vencieron varias cosas: una app que me indica la ocupación; poder reservar clases; muchos puestos con hidrogel; Pili limpiando a todas horas; el personal vigilando y haciendo cumplir las normas (uso de toalla y mascarilla)… Ya quisiera yo que mi hija dispusiese de estos medios cuando regrese al colegio este lunes…

Hoy acudo a clase y ¡sorpresa!: alguien ha «pensado» que no puede haber más de 15 personas en una clase. ¿Y por qué no 10 o 20? ¿No será más lógico que el número de personas sea en función de los metros cuadrados del aula -¡en este caso 250 metros cuadrados de sala!- ? ¡Qué sinsentido!! He pasado mal rato viendo la cara de Alberto y Gus que han invertido tanto dinero y esfuerzo y ven cómo la rentabilidad de su negocio se viene abajo por una norma ilógica. He visto también la de Edu, Marina,… que no dudaron en regresar a trabajar, aunque el bicho anduviera suelto porque pensaron que la salud es importante pero tener trabajo también.

Cuando he regresado para casa he visto a los chavales en Lobete con las cabezas bien pegadas las unas a las otras sin mascarilla mirando el mismo móvil… A los que no he visto es a la Policía ni a sus padres, y eso que la escena se repite día tras día. Y entonces he pensado: ¿por qué han de pagar siempre justos por pegadores? ¿Por qué no se sanciona al que no cumple en vez de sacar normas que ahogan a los que cumplen? ¿Cuántos brotes ha habido en gimnasios que justifique una medida que además es absurda? Y lo peor es que no se a ustedes, pero a mí me están empezando a dar más miedo nuestros dirigentes con estas normativas que la propia COVID.

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