Entrevista

Iñaki Carnicero: “La arquitectura puede ser un elemento de diplomacia cultural”

Hace unos años hubo un ‘boom’ de politólogos, ahora con los cambios en el urbanismo parece que ocurre con los arquitectos. ¿Es una profesión de moda? A tenor de lo visto en Logroño estos días, sí lo parece. El festival Concéntrico ha llenado las calles de la capital riojana de proyectos que invitan a la reflexión sobre lo que está ocurriendo en nuestras ciudades. Un proceso acelerado (como tantos otros) con la llegada del COVID-19 a nuestras vidas.

Como uno más en esa reflexión conjunta que estos días realiza Logroño, el director general de Agenda Urbana y Arquitectura, Iñaki Carnicero, defiende que “la arquitectura puede realizar cambios de mejora de los entornos construidos en los que vivimos de forma muy potente”. Este doctor por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (Etsam), que ahora desarrolla su labor en el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, señala en una entrevista con NueveCuatroUno que un arquitecto no sólo construye edificio sin más.

“Su trascendencia va más allá de construir un objeto en la ciudad. Como vemos en Logroño con Concéntrico, se puede convertir en un elemento de diplomacia cultural. Ese valor hay que explotarlo y utilizarlo ahora más que nunca”, detalla, alabando las intervenciones realizadas por el ayuntamiento con las ‘Calles Abiertas’ y las iniciativas como este festival que revoluciona durante unos días la ciudad.

– Hace un tiempo dijo que Calatrava le había hecho mucho daño a la arquitectura. ¿A qué se refería?

– En aquel momento, justo después de la crisis, me refería a que las ciudades ya no están tan interesadas en arquitectos estrella que produzcan objetos espectáculo y que no vayan más allá, planteándose el uso con el paso del tiempo, interactúen con el ciudadano y ofrezcan algo que vaya más allá del espectáculo. Me refería a Calatrava por los resultados que han tenido muchos de sus trabajos. También defendía el estudio de arquitectura de menor escala capaz de abordar proyectos más pequeños, pero que pueden tener una trascendencia importante para la ciudad.

– Arquitectura sostenible, renovación urbana, rehabilitación… la pandemia ha hecho saltar por los aires muchas de nuestras convenciones. ¿Qué cambios supondrá a medio plazo para las ciudades?

– Todavía no lo sabemos. La pandemia ha demostrado es que el entorno construido no estaba preparada para afrontarla y que tenemos que mirar una serie de condiciones que afectan muy directamente a la calidad de vida de las personas. Cuando miras las cifras de contagios en distintas ciudades del mundo, ves una desigualdad brutal y tiene una relación con los entornos construidos: dimensión de espacios domésticos, falta de flexibilidad del entorno donde viven que no permite estar a la vez trabajando, viviendo y relacionándose con los demás.

Todos nos tenemos que hacer más críticos de los espacios en los que vivimos. Quien más quien menos ha tenido que transformar su vivienda en una oficina improvisada y esto ha puesto de relieve que los espacios domésticos no pueden responder a cánones del siglo pasado con tipologias tradicionales: cocina, salón y dos dormitorios. Debemos pensar en estructuras flexibles capaces de adaptarse a distintas necesidades y que permitan a sus usuarios responder al nuevo modelo de sociedad que nos viene.

– En ese modelo de sociedad, ¿le hemos declarado la guerra al coche?

– El término guerra no me gusta demasiado, pero es verdad que las ciudades tienen que conseguir cada vez más una peatonalización y que el ciudadano sea más protagonista. El coche sólo es un instrumento que nos permite transportarnos de un lugar a otro y cumple una misión muy puntual. No hay que diseñar las ciudades en función del coche y debemos pensar que el verdadero protagonista es el ciudadano. En Logroño tenéis un ejemplo estupendo de buen hacer en cuanto a la cantidad de vías peatonales y lo maravilloso que es pasear por el centro de la ciudad sin ruido ni contaminación.

– ¿Cómo se le hace entender al ciudadano que los entornos urbanos repercuten en su calidad de vida? En Logroño, por ejemplo, se cambia una calle y surgen las quejas por eliminar plazas de aparcamiento o posibles atascos.

– Debemos todos hacer una reflexión profunda. La comodidad y el confort que tenemos asumido hay que cuestionarlo. Hay que empezar a considerar otros medios como caminar o la bicicleta sin depender del coche y todo lo que implica en la ciudad. Es importante si queremos evolucionar y generar entornos urbanos donde los niños puedan ir corriendo por la calle. El entorno construido se entiende muy bien si miramos a Concéntrico: una simple intervención, un objeto en una plaza o calle, nos permite relacionarnos con la ciudad de manera distinta. Un simple banco-balancín permite vivir y experimentar la vida en la ciudad de una manera diferente.

– Concéntrico analiza estos días las ciudades que tenemos y las que queremos. ¿Qué ciudades tenemos y, si nos dan una hoja en blanco, qué entorno urbano queremos?

– En España hay una variedad muy grande de ciudades (tamaño, ubicación, relación con el territorio…). Hay una cosa interesante que estamos impulsando desde la Dirección General de Agenda Urbana: la agenda urbana española. Pretender ser una metodología que se ofrece a aquellos municipios que quieren utilizarla para detenerse a analizar, examinar y reflexionar. Tiene que ver con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y puntos que consideramos importantes para el futuro de las ciudades. Cada una debe mirar su territorio, partir de un estudio y haya una consideración hacia el medio natural, estableciendo una buena relación con él. Se deben fijar estrategias de crecimiento porque su éxito es crecer de manera natural. Forzarlo se ha demostrado como un fracaso en muchos momentos de la historia.

– ¿En qué punto se encontraría Logroño?

– Logroño ha sido una de las ciudades que más interesada se ha mostrado. En breve se firmará un protocolo con la ciudad para ir de la mano y ofrecerle apoyo para implementar estas políticas, que ya se empiezan a ver. Es una de las ciudades más comprometidas con la agenda urbana.

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