Crisis del Coronavirus

Las funerarias recuperan la normalidad tras la fase más dura de la crisis

Muchos han sido los profesionales que han dado todo de sí para sacar adelante esta crisis sanitaria que nos ha tocado vivir. Sanitarios, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, farmacéuticos, empleados de supermercados… y un sector que, quizá sea el gran olvidado: los servicios funerarios.

El virus llegó de golpe y los contagiados y fallecidos no dejaban de aumentar. “La primera época, hasta principios o mediados de abril fue muy dura. El volumen de personas fallecidas se multiplicó por tres y hubo momentos en que estuvimos francamente preocupados”, afirma Jerónimo Miguel, gerente del Grupo Mémora La Rioja.

Después, la incidencia de fallecidos fue afortunadamente y muy poco a poco bajando, “conseguimos salir adelante y sacar el trabajo en condiciones, pero ha sido muy complicado trabajar sin atender personalmente a las familias reduciendo, además, nuestros servicios a recoger al fallecido, trasladarlo hasta las instalaciones, prepararlo y llevarlo al destino final”.

A lo largo de todo el estado de alarma, el objetivo fundamental del tanatorio ha sido garantizar la seguridad de los trabajadores y las familias, llevando a cabo a rajatabla protocolos y procesos de limpieza de instalaciones y vehículos y desinfectando los EPIs en cada uso.

Fase I: nuevas medidas

La Fase I llegó este lunes y los velatorios han comenzado a funcionar de nuevo, aunque con restricciones. Solo diez personas por fallecido, por supuesto con mascarillas y equipos de protección. “En Mémora tomamos la temperatura a todas las personas que vienen. Lo hacemos a través de un sistema muy rápido de infrarrojos que hace la toma en un segundo a dos metros de distancia”.

Además, el grupo ha puesto en marcha un perímetro de circulación en la instalación para garantizar el distanciamiento social con pegatinas en el suelo y cintas para dirigir el flujo de tráfico en el centro. “También contamos con geles desinfectantes en todas las salas, mascarillas, guantes, pantallas de separación para todo el personal en los puntos de información y personal de seguridad para asegurar que se cumplen las restricciones exigidas”.

Foto: Mémora

Hasta el momento, Jerónimo Miguel señala que “no hemos tenido ni un solo problema con la gente que ha acudido al tanatorio. Hay una concienciación social muy importante y las familias se comportan francamente bien, respetando las normas y aceptando, con mucho sacrificio, lo establecido”.

De alguna manera u otra, todos los profesionales de cualquier sector que hayan tratado más de cerca con los pacientes, enfermos y familiares, saben que esto es un antes y un después. “Es realidad esta situación nos va a afectar a todos, tengamos la edad que tengamos o trabajemos donde trabajemos, pero la verdad es que aquí, en el tanatorio, hemos vivido momentos y situaciones muy desgarradoras. Esto está siendo muy duro y las secuelas todavía no las vemos”. Jerónimo asegura que el futuro más inmediato va a ser complicado e indica que “esto es como el duelo, la pérdida y el dolor: todo aparece con el tiempo”.

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