Crisis del Coronavirus

En la salud y en la enfermedad: bodas de oro en tiempos de COVID-19

Pasan los días, los meses, los años, pero el amor verdadero no entiende de tiempo, de crisis, de enfermedades o de virus. El amor verdadero se alimenta cada día, se agarra fuerte y no se suelta. Cincuenta años dan para mucho. Infinidad de recuerdos en blanco y negro que poco a poco se tornan en colores vivos, numerosas enseñanzas que aporta la madurez que da la edad y los golpes de la vida.

Y este podía ser el resumen de los últimos cincuenta años que han vivido Rafa (70) y Cori (71), dos trabajadores natos que se conocieron en 1969 en un concierto al que acudieron cada uno con su cuadrilla de amigos. Él, mecánico de profesión. Ella, limpiadora del cementerio. Un matrimonio que, felices siempre pese a las dificultades, han sacado adelante a dos hijos: Ana y Rafa.

La primera boda, en 1970.

“Hemos sido una familia humilde y sencilla, pero la felicidad estaba siempre presente. No cambio nada de lo que he vivido con ellos por nada del mundo”, confiesa Rafa.

Ana, por su parte, recuerda su infancia llena de gente y alegría. “Vivíamos en la carretera Mendavia y estábamos todo el día en el Pozo Cubillas, donde mi abuela regentaba un bar. Siempre rodeados de gente que quería mucho a mis padres. Era algo muy especial”.

Tal ha sido el amor que se profesan Rafa y Cori, que hace 25 años decidieron celebrar sus bodas de plata volviéndose a casar, y lo hicieron a la vez que su hija. “Fue una boda ‘a cuatro’, algo maravilloso donde ellos se intercambiaron unas cadenas y volvieron a jurar los votos. Luego llegó la celebración y la fiesta”.

Celebración de las bodas de plata, en 2005.

El tiempo seguía pasando y, casi sin darse cuenta, otros 25 años juntos. Y lo volvieron a tener claro. Reunieron a sus hijos y nietos y soltaron la bomba: “Queremos volvernos a casar para celebrar nuestras bodas de oro el próximo 30 de abril. Nos queremos con locura y estamos orgullosos de la familia que hemos creado”.

¿Hay alguien en la sala que se oponga? Por supuesto los hijos no lo dudaron ni un momento. “Serían las mejores bodas de oro de la historia. Vamos a organizar un día tan especial que nunca lo olvidarán”. Y se pusieron manos a la obra.

El peor pronóstico

Pero el destino es caprichoso y cuando todo parece ir bien, ¡zas! Aparece la sorpresa. Y en este caso, aunque también ha afectado, no ha sido el coronavirus el que ha empañado este 30 de abril, sino la inesperada enfermedad de Rafa. “Se puso malito en Navidad, lo ingresamos y la semana de Reyes nos dijeron que tenía un tumor en el hígado que se había extendido provocando una metástasis”.

Los peores pronósticos se confirmaban. Ni quimio, ni radio; no había nada que hacer, no tenía solución, solo esperar el fatal desenlace: “Mi padre lo sobrelleva, pero mi madre está muy mal, destrozada por el miedo a perderle. Cayó rota al conocer la noticia y no paraba de lamentar que no iba a poder cumplir su sueño de celebrar cincuenta años de casada con el amor de su vida”.

La enfermedad no iba a poder romper un amor de tantos años y, menos, un día tan especial. Así que toda la familia ha decidido celebrar, dentro de las posibilidades, este aniversario tan peculiar.

Las sirenas de las ambulancias han sonado debajo del balcón de Rafa y Cori en la mañana de este jueves y una pancarta elaborada por sus hijos colgaba enfrente de su ventana para que, desde primera hora de este 30 de abril, el matrimonio supiera que, pese al cáncer y el coronavirus, el amor todo lo puede.

Rafa sigue aguantando, y ojalá lo haga mucho tiempo más para que, cuando toda esta pesadilla acabe, pueda volver a casarse con Cori y celebrar esta historia como se merece.

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