Crisis del Coronavirus

Día 23. Nombres y apellidos

FOTO: Srgpicker

Diario de un ‘profe en cuarentena’

“El hombre se siente orgulloso de grabar su nombre en algún sitio, aun cuando sea en la corteza de un árbol”.

Alejandro Dumas

La mamá de A. trabaja en la UCI, es una de nuestras heroínas de bata verde, ¡bravo!

Gracias a las conferencias online en directo, sé que B. tiene un loro en la cocina (donde estudia) y D. un gato precioso (gracias por la foto).

C. nos ha grabado un videotutorial para mejorar las clases on line: ¡con compañeros así da gusto!

D. sigue enganchado a Fortnite: eso sí, a las 8 de la mañana está conectado a las clases (mi duda es… ¿a qué hora se levantará?).

E de ERTe, el que está sufriendo E., la mujer del de Física.

Misterios sin resolver: el micro de F. deja funcionar justo a la hora que da inicio la clase de Historia.

Correo de la madre de F2. felicitándonos: su hijo está motivado y trabajando muy bien desde casa (tanto que cuando interviene, lo hace muy bajito, para no despertar a sus padres, que duermen pues trabajan de noche).

Las tecnologías no son lo de G. (ni el orden, ni leer las cosas dos veces…).

Ya no cuelga I. videos en tiktok: me dice que no quiere salir en pijama, y que le da pereza ponerse otra ropa.

La familia de L. no ha podido enterrar a su tío, víctima del maldito bicho.

En casa de J. es imposible dar clase y, a la vez, ayudar a sus hijos con sus tareas.

M. sigue de baja por embarazo de riesgo: ella lleva medio año en cuarentena.

Con el correo del padre de N. ya son 5 los padres que me mandan trabajos esta semana (¿a quién le pongo la nota?

P., de 2º de la ESO (sic), ha sido tío: ¡felicidades!

En todas las casas cuecen habas: la familia de P. se marchó este fin de semana a la finca (claro, allí no tienen wifi y P. no puede trabajar) y a Q. y su padre les denunció –con razón- la policía por incumplir el confinamiento.

Crisis de ansiedad de la madre de R.: no es fácil convivir en esta situación con un adolescente.

R2. ha descubierto que tiene “La Celestina” en casa: es de su madre, y le ha hecho tanta ilusión que ha mandado dos fotos.

Al padre de S. le han aislado dentro de su casa porque su compañero de trabajo ha dado positivo.

La madre de T. le ha levantado ya el castigo: puede usar 1 hora al día el ordenador (eso sí, para asistir a clase de Lengua).

V. me ha vuelto a escribir preguntándome qué va a pasar con la 3ª evaluación, cómo se va a evaluar.

Por fin los de 3º, incluida Y. –qué alegría me ha dado-, se han conectado todos…

Podría estar deshojando alfabetos enteros, contando historias de mis alumnos y de mis compañeros en cuarentena. Todas ellas con nombres y apellidos, que los profesores llevamos grabados para siempre. Es uno de los lujos, de los regalos, de esta profesión.

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