Crisis del Coronavirus

Los transportistas riojanos reclaman ser considerados “factor de riesgo”

Hay sectores a los que la expansión del coronavirus no ha frenado. Es más, incluso los ha intensificado, aunque también revalorizado. Con incrementos de la carga de trabajo del cien por cien y picos de hasta el 300 por cien los fines de semana, desde la empresa riojana de transportes Grupo Arnedo apuntan a un “nerviosismo e incertidumbre generalizados” entre los trabajadores y motivados por la “falta de servicios y la saturación del sector”.

Así lo refleja uno de sus empleados, Raúl Lavega, al reclamar, “en nombre de los transportistas, un planteamiento a nivel nacional donde se reconozca al sector como factor de riesgo frente a la enfermedad”. Critica, asimismo, la falta de previsión y programación a la hora de organizar los pedidos y viajes “porque anulan y rehacen pedidos conforme pasan las horas, provocando que existan muchos tiempos muertos entre descarga y descarga”.

Las medidas de seguridad, en cambio, no se han retrasado para los transportistas de esta empresa: “Desde antes del confinamiento nosotros ya proporcionábamos a cada transportista los instrumentos necesarios para asegurar su protección, como mascarillas, guantes y desinfectantes en los accesos a las instalaciones, además de tomarles la temperatura antes de entrar”. Pero aún así, el riesgo que corren a diario es evidente.

Así lo opina también Eduardo Rubio, transportista cuya empresa reparte a cerca del 80 por ciento de los supermercados logroñeses: “Las medidas de protección se deberían haber tomado desde el primer momento en este sector ya que es uno esencial. Pero de esto tendremos que aprender y mejorar muchas deficiencias que hay en todos los sectores”. Desde su actividad profesional, este repartidor asegura que el ritmo de trabajo durante estos últimos días “es frenético”, asegurando que hasta esta misma semana no les han podido proporcionar mascarillas de protección.

“Quisiera hacer un llamamiento para que la gente no haga acopio de comida, ya que la rotura de stock se está produciendo porque las mercancías se reparten al cien por cien pero en las fábricas de alimentación se trabaja con más medidas de seguridad y, por tanto, con menos personal”, añade Rubio, incidiendo en la importancia de “proteger la salud de los más mayores”.

La venta online se dispara

“El problema es que no estábamos lo suficientemente dimensionados ni preparados cuando esta crisis llegó”, considera otro profesional del sector logístico, y también docente en el Máster Universitario de Logística de la UNIR, Fernando Bretón. “Los supermercados han reducido horarios y se han visto obligados a cambiar sus rutas de reparto porque ahora un mismo muchos optan por encargar la compra. Ahora todo el servicio a domicilio es mucho más ágil debido a la ausencia de tráfico y, sobre todo, para también evitar el abandono de pedidos, pero faltan conductores”, añade.

Bretón explica que desde las propias cadenas de supermercados y distribución se han adoptado planes de mejora de los procesos. Entre ello, adaptar las horas de preparación de los pedidos, descartar referencias de la cesta online centrándose en artículos de máxima rotación y necesidad o restringir la política de devoluciones para evitar la temida ‘logística inversa’ que detraería recursos para nuevas entregas y también por motivos de sanidad. Asimismo, se están priorizando las entregas a los clientes más vulnerables (personas mayores, embarazadas, en estado de cuarentena, con movilidad reducida…).

La compra virtual o ecommerce ha llegado a muchos hogares casi que de forma impuesta, y eso bien lo saben las grandes cadenas de supermercados que lo perciben como un desafío. “Antes en el mercado online no todas las operaciones a domicilio eran rentables, pero en cuanto las empresas consigan prever toda esta demanda y adaptarse a la nueva situación, asegurarán ese factor de rentabilidad que antes les podía frenar. Poder estar en cualquier canal de entrega es el futuro y las empresas lo deben saber”, recalca Bretón.

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