Nunca está de más iluminar un poco el gris escenario que ocupa, desde hace semanas, las Urgencias del Hospital San Pedro de Logroño. El pasado sábado un ciudadano se acercó al lugar donde el tránsito de ambulancias y personal sanitario cada vez es mayor para depositar una bolsa en cuyo interior albergaba dos cajas de mascarillas, detergentes y algún que otro producto desinfectante. Artículos, todo ellos, que le sobraban y que decidió poner a disposición de quienes sí los necesitaban.
La primera reacción del celador que lo recibió fue de “sorpresa” porque la persona altruista, y anónima, no explicó qué había en la bolsa. “Estos gestos de solidaridad sí que se reciben con un aplauso porque la falta de material sanitario para prevenir contagios es enorme y cada vez más acuciada”, señala el celador. Además, recala en la nacionalidad asiática de la persona que entregó dichos artículos para incidir en las “conductas racistas que vivieron estas personas cuando el virus todavía no había llegado a la población española”.
Este trabajador asegura que cuando comenzaron a atender a los primeros casos de coronavirus “los recursos de prevención eran más y mejores”, si bien “ahora quedan pocas mascarillas y las batas que hay se rompen casi al ponértelas”. Unas críticas que el celador, apunta, ya ha puesto en conocimiento de los sindicatos.
Asimismo, destaca que “las restricciones actuales se tendrían que haber puesto antes, desde el principio”. Unas medidas que califica de “tremendas de repente” porque, además, “los pacientes más mayores están asustados y solos, ya que no se les permite que ningún familiar vaya a visitarles, una decisión que debería ser de carácter personal”.
