La Rioja

“Adaptación” y “mitigación”, los dos agentes contra el cambio climático

La ubicación de la Península, en el mismo eje mediterráneo, sitúa a España como uno de los países europeos que más va a sufrir los efectos del cambio climático, y La Rioja no será una excepción. Aunque desde los sectores agrarios aseguran que algunos cultivos pueden, incluso, verse beneficiados en las zonas más altas de la región, lo cierto es que el aumento de las temperaturas está estrechamente ligado a una mayor presencia de fenómenos extremos como sequías o inundaciones.

El director general de Transición Energética y Cambio Climático, Iván Moya, considera que “las transiciones estacionales cada vez son más rápidas, siendo la Rioja Baja la zona de la región más acuciada”. Ante estas situaciones, desde Medio Ambiente plantean acciones como el desplazamiento de las barreras del río en momentos de crecida o el reforzamiento de los puentes más expuestos al riesgo.

“Hay dos luchas contra el cambio climático, una basada en la adaptación, donde se debe actuar ante la llegada de situaciones adversas; y otra en la mitigación, a través de una reducción en la emisión de gases de efecto invernadero para depender menos de los combustibles fósiles”, señala Moya. Y en este sentido, cabe decir que cerca del 80 por ciento del CO2 emitido proviene del transporte y la energía.

Así lo apunta el profesor de la Escuela Superior de Ingeniería Industrial de la Universidad de La Rioja, Alberto Falces, quien recuerda que “existen instalaciones energéticas que durante su vida útil van a ahorrar mucho más CO2 del que necesitan para producirse, como es el caso de los paneles fotovoltaicos o los molinos eólicos”. En contraposición, añade, “sí deberían erradicarse las centrales termoeléctricas de carbón, consideradas las más contaminantes”.

“La nuclear no es una opción”

Siendo la energía, dentro de las no renovables, que menos emisiones de CO2 produce, “la nuclear es necesaria porque el sistema eléctrico debe funcionar aunque no haya viento”, señala Falces. Es decir, se requiere de una fuente controlable y estable que se equilibre con otra no controlable como la eólica o hidráulica. El motivo es que, actualmente, “desprenderse de la nuclear no es una opción porque no hay nada que la sustituya y solo con las renovables no se puede abastecer a la sociedad”.

“Aunque los ecologistas impongan sin criterio alguno que la nuclear se debe erradicar, lo ideal es que exista un mix energético que no ponga en peligro el sistema de abastecimiento”, insiste el profesor. Mientras, las investigaciones en la utilidad del hidrógeno para reducir el uso de las no renovables es una posibilidad para almacenar la energía de forma segura, pero de momento “la nuclear es imprescindible”.

El “desarrollo local”  frente al cambio climático

La Universidad de La Rioja es partícipe, junto con el Instituto Pirenaico de Ecología, del proyecto europeo LIFE MIDMACC liderado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), a través del cual se pretende buscar estrategias de adaptación de las zonas de media montaña para hacerlas resistentes al cambio climático y fomentar el desarrollo local. Un programa que ampara a diferentes actores, desde el sector agrario, hasta las administraciones regionales o asociaciones.

El trabajo se encuentra en una “fase de total iniciación”, tal como insiste una de las investigadoras en La Rioja, la profesora de Geografía Purificación Ruiz. Este miércoles en Terroba se ha comenzado con las reuniones de los agentes partícipes en el proyecto (investigadores, agentes agrarios, ayuntamientos y la Administración) para comenzar a abordar diferentes cuestiones en relación a la “efectividad del desbroce para pastos y el traslado de los viñedos riojanos a zonas de mayor altura”, explica Ruiz.

En este sentido, la investigadora recalca que La Rioja es pionera en el desbroce selectivo de los territorios abandonados para destinarlos a pastos para el ganado y reducir el riesgo de incendios. “Antiguamente, el Camero Viejo tenía una gran ocupación agrícola, pero ahora todos esos terrenos se han copado de matorrales, inutilizados. Con estas acciones buscamos, por tanto, reutilizarlos como pastos, favorecer el desarrollo local y minimizar los efectos del calentamiento global”, incide.

Políticas de ahorro y concienciación social

Por su parte, desde la plataforma Ecologistas en Acción en La Rioja, su portavoz, Concha Ernani, es tajante: “Las sequías son cada vez más prolongadas, por lo que la biodiversidad y, por tanto, la agricultura, se van a ver afectadas de cualquier forma. Si la temperatura media del planeta aumenta de 1,5 a 2 ºC, se duplicarán los efectos del cambio climático, por lo que es urgente tomar medidas que prioricen las políticas de ahorro y la salud ciudadana”.

Además, Ernani insiste en que la concienciación social es un paso primordial, “aunque la gente piense que sus acciones del día a día no pueden influir en el cambio climático como sí lo hacen las decisiones gubernamentales”. Es el caso del “uso abusivo del avión”. Los bajos precios para volar incitan al consumidor “vendiendo la necesidad imperiosa de llegar a todos los sitios, aunque sin saber que ese combustible, financiado por los Gobiernos, tiene un alto grado de contaminación”.

En lo referente a las energías renovables, la portavoz asegura que, aunque permitan ahorrar en la quema de combustibles fósiles, “también contaminan, por lo que hay que primar la importancia de un consumo mínimo y responsable antes de tratar las energías renovables”.

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