Cultura y Sociedad

Pepe Viyuela espera a Godot en Logroño: “La vida es absurda”

Pepe Viyuela aterriza este viernes en Logroño con ‘Esperando a Godot’. Un clásico del siglo XX que su propio autor, Samuel Beckett, definió como “horriblemente cómico”. El actor logroñés llega al Teatro Bretón junto con sus compañeros Alberto Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu y Jesús Levi para interpretar un paisaje donde la fuerza, el humor, la ternura o el dolor marcan el loco no argumento de esta obra. Antes de que salte al escenario, NueveCuatroUno mantiene una agradable charla con él.

– ¿Cómo se encuentra? ¿Trabajando mucho?

– Sí, la verdad es que muchísimo. Estoy muy contento por tener tanto trabajo y, sobre todo, porque lo que estoy haciendo me gusta mucho.

Además de la obra de teatro, ¿qué está haciendo Pepe Viyuela a día de hoy?

– Pues estoy yendo y viniendo a Málaga porque estoy terminando de montar un documental que he producido y que se va a estrenar el año que viene. Además, este año he empezado con la pedagogía, estoy dando clase de teatro en una universidad en un grado de Teatro y estoy muy interesado en esta nueva faceta. Me he dado cuenta de que cuando das clase a gente joven quien más aprende no son ellos sino tú, porque la parte del entusiasmo, las ganas o la ilusión, ellos la tienen intacta y eso es lo que más falta hace, no solo en este trabajo, en todos. Hay que recuperar la ilusión.

– ¿Se ha arrepentido alguna vez del camino que escogió?

– No, nunca. Si miro hacia atrás, todo lo que recuerdo son momentos buenos, incluso los duros han sido gratos, porque son los que me han hecho aprender. Gracias a estos he vuelto a reciclarme y a buscar alternativas a lo que estaba haciendo… En el tema profesional no me arrepiento de nada.

– ‘Esperando a Godot’, la obra en la que está sumergido, mezcla muchos sentimientos. ¿Cómo se pasa de la risa al dolor en cuestión de segundos?

– Es como vivir, porque realmente esto nos pasa a todos en cada momento. La diferencia es que en teatro estos sentimientos se reproducen, no se sufren de la misma manera. El teatro, la ficción, tiene ese paradigma de vivir sin ser verdad. Y en esta función, pese a haber unos tonos de tragedia, grises, durante toda la obra, porque Beckett escribió un argumento realmente duro, nosotros en esta adaptación hemos buscado extraer la luz que tiene, que en otros montajes se ha tendido a olvidar. Hay toques de humor que el autor colocó muy inteligentemente a lo largo de la función que alivian la historia y la llevan hacia la esperanza como camino.

– Este tipo de obra, que algunos han calificado como teatro de lo absurdo, ¿por qué tiene tanto sentido?

– Porque la vida es absurda. Muchas veces, durante los ensayos, mis compañeros y yo hemos reflexionado acerca de que la vida es mucho más absurda que la obra. Cuando uno se plantea cuál es el sentido de su vida difícilmente lo encuentra. Buscamos alivio, esperanza en tener un trabajo, pareja, vivir en paz, pero el sentido último de la vida, que probablemente no exista, nos volvemos locos buscándolo, y es absurdo dedicar la vida a explorarlo, porque probablemente ni siquiera exista. A lo mejor la verdadera maravilla está ya dentro de nosotros y no hay que buscar más lejos. Te lo tienes que trabajar tú, procurártelo tú y crearlo tú. Es mejor hacer que esperar a que hagan por ti. Este sería uno de los mensajes de la función.

– El argumento presenta a dos amigos, una extraña pareja, que mientras están esperando, hablan, discuten, juegan, se desafían, se reconcilian, se aman, se repelen. Llega otra singular pareja, aún más extraña. El juego se diversifica. Todos esperan a Godot, pero no llega. ¿Quién es Godot y por qué es tan importante?

– Esa es la gran pregunta a la que el propio Samuel Beckett se negó a responder. La verdad es que tampoco hay una respuesta única. Yo creo que Godot es todo aquello que anhelamos los seres humanos, todo lo que nos mueve a ser felices y muchas veces nos condena a la infelicidad, porque no viene o porque no hemos llevado una búsqueda activa, simplemente nos hemos quedado de brazos cruzado esperando a que llegue.

– Hoy en día, ¿quién podría ser Godot?

– Un Godot que se acaba de solventar es la gobernabilidad de España. Estábamos deseando todos que ocurriera algo, que llegara un gobierno. Otro Godot podría ser el cambio climático. Estamos aguardando a que las cosas se solucionen solas, que el mundo funcione bien, que los mares estén limpios, pero debemos trabajar para que eso se resuelva. Los personajes de la obra están en un sitio del que no se mueven, solo esperan, no van a por Godot y eso es lo que está pasando ahora mismo. Esperamos un mundo limpio, la ausencia de la corrupción en la política, un equilibrio en el reparto de los bienes o libertad, pero solas no van a ocurrir.

– ¿Cómo ve la situación política actual?

– Cuando me he enterado del acuerdo lo primero que he pensado ha sido: ¡Ya era hora! Esto tendría que haber ocurrido antes y así hubiéramos evitado unas elecciones y un disgusto grande. Cuando se marea tanto la perdiz, el animal termina aturdido y provoca resultados peligrosos. Cuando se marea tanto a la población y se juega con ella los aprendices de brujo nos meten en líos tremendos. Si nos hubiéramos ahorrado estas elecciones estaríamos todos más tranquilos y no tendríamos una presencia tan terrible de la extrema derecha en el Congreso, que es un muy mal augurio. Ojalá se desinfle el asunto, pero depende de lo que se haga en estos cuatro años.

– ¿Según usted, qué va a pasar con España ahora?

– Soy un ciudadano más que opina en función de la poca información que tiene. Deseo que sea una legislatura larga y se disuelvan algunos grumos y algunos problemas grandes o, por lo menos, que se vayan ablandando esos nudos tan terribles como el asunto catalán. Que se entre en una vía más tranquila, de menos enfrentamiento y más encuentro. Además, que la Educación y Sanidad se financien como se debe o que el tema de la Reforma Laboral deje de ser una asignatura pendiente. Hay una serie de puntos que, ojalá, no se si dará tiempo, se atiendan para, sobre todo, destensar el momento de confusión que nos ha llevado a esta debacle, la entrada de la derecha de una forma tan brutal.

– Estos temas de política se hablan mejor con una cerveza en la mano y, precisamente, usted fue elegido por los riojanos para irse de cañas. ¿Qué significa esto para usted?

– Es una total muestra de afecto y lo único que puede hacer es agradecerlo. Es bonito que la gente piense en ti cuando se encuentra a gusto. Por encima de las diferencias ideológicas está muy bien tomar cañas con todo el mundo y es un sitio donde se puede limar asperezas y generar complicidades.

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