Mentar la carretera N-232 no es agradable para ningún riojano. Demasiadas vidas e historias rotas en ese trazado, tantas que se tuvo que tomar una medida de urgencia: no permitir la circulación de camiones. La norma entró en vigor el 2 de diciembre de 2017, pero el Tribunal Supremo acaba de anularla.
Diecinueve meses han pasado con esta prohibición y los resultados arrojan un mejor balance que antaño: seis fallecidos en poco más de año y medio. Una rápida comparación. En el 2017, los muertos ascendieron a quince. Un año antes fueron seis y en el 2015 un total de diez fallecidos.
Menos de medio año dio de margen la carretera antes de sesgar otra vida. El 18 de mayo de 2018, un barcelonés perdía la vida al circular con su moto y chocar contra un camión en Fonzaleche. Y el 21 de octubre, un vecino de Logroño de 51 años moría en la misma carretera. Era un domingo por la tarde-noche en el kilómetro 384, en el cruce de la carretera de Corera. Un joven arnedano de 26 años resultaba herido en el mismo accidente y era trasladado al Hospital de Calahorra.
Este año está siendo bastante más trágico. El 18 de enero, un vecino de Utebo fallecía en Rincón de Soto a causa de un choque frontal. Otras cinco personas resultaron heridas. Y siete días más tarde, un hombre y una mujer residentes en Quel también perdían la vida en la N-232. Otra vez tras un impacto contra un vehículo de grandes dimensiones. El último fallecimiento se produjo el pasado 30 de abril, cuando un joven calagurritano moría tras salirse de la citada vía en Rincón de Soto. En total, cuatro vidas en algo más de seis meses del 2019.
Un cambio drástico
A partir de este martes, los camiones volverán a formar parte del paisaje de esta ruta, que penetra en La Rioja por Gimileo y acaba en Alfaro. Más de 115 kilómetros de alto riesgo que los riojanos quieren evitar, bien mediante el desdoblamiento de la N-232 o bien con la liberación de la vecina (y más segura) autopista AP-68. Ninguna de estas iniciativas ha podido prosperar y, ahora, se vuelve a la situación anterior.
