La Rioja

MUWI, el colofón musical, gastronómico y turístico al verano en La Rioja

El final del mes de agosto tiende a ser un periodo propicio para la melancolía. El calendario no lo dice, pero todos sabemos que el verano comienza a ser una cuestión más de pasado que de presente y, con él, se marchan la anarquía de horarios, los excesos y, con suerte, algún que otro amorío.

Y para dejar esa desazón en segundo plano no es mala idea recurrir a la música, la buena comida y el descanso; tres ingredientes que maridan a la perfección en esta tercera entrega de MUWI La Rioja Music Fest, que se desarrolla en Logroño a partir de este jueves y hasta el domingo.

Sidonie, Depedro, Mikel Erentxun o Carmen Boza encabezan el menú musical de la cita, que ofrece un salteado de estilos en los escenarios de la bodega, el Muro del Revellín, Maldeamores Club y la Sala Menhir. Pero, como no solo de música vive el hombre, el festival propone actividades alternativas para mayores y niños, como una cata de mosto, pinta caras y talleres como ‘Quiero ser DJ’, ‘Tu primer tattoo’ o ‘Crea tu propia carátula’.

El mapa que dibujan los diferentes espacios en los que se desarrolla la cita plantean, a su vez, un ecosistema ideal para alimentar el estómago, ya sea en los restaurantes logroñeses o en su multitud de bares de pinchos. Nada que ningún gourmet que se precie de serlo desconozca: alternar la carne de Kobe con pinchos de tortilla en la San Juan, perderse entre los champis, el langostino-piña y las zapatillas en la Laurel y dejarse caer por algunos de los templos gastronómicos de San Agustín.

Además, con el ánimo de que los visitantes puedan permitirse algún que otro exceso con sus ‘Muwines’, ‘Diamantonics’ o ‘Cócteles Easy Mixers’, la organización del festival ha establecido rutas de autobús para conectar la capital riojana con el resto de localidades de la provincia, con tarifas de siete euros para una sola jornada y de diez euros por dos días.

En cambio, aquellos que opten por su vehículo particular para desplazarse hasta el festival disponen de aparcamientos gratuitos en Las Norias, Murrieta, el Puente de Piedra, la calle San Gregorio y la calle Intendencia.

Ante el machaque producido por los saltos en los conciertos y la modorra que sucede a los ‘festivales’ alimentarios, conviene tener a mano algún lugar en el que descansar a gusto del consumidor. Si existe un grupo de música ideal para cada festivalero, sucede lo mismo con los alojamientos.

Para los asistentes más sofisticados, aquellos que no renuncian al servicio de habitaciones y el aire acondicionado, la oferta hotelera de Logroño se amolda a las necesidades propias del calendario. Pero aquellos que se conforman con un saco de dormir, el festival ha habilitado en Las Norias una zona de acampada donde por cinco euros al día pueden instalar su tienda y utilizar los servicios de las piscinas municipales.

Subir