La Rioja

Las primeras tormentas de junio dañaron, al menos, ocho carreteras riojanas

Al menos ocho carreteras de la red autonómica de La Rioja sufrieron los efectos de las intensas tormentas caídas los primeros días de junio, principalmente por la presencia de agua sobre la calzada, desprendimientos de material y deslizamientos del terreno.

El servicio de Carreteras sigue peinando el terreno para comprobar si se han producido daños posteriores a los ya identificados y realizar una valoración económica conjunta de los mismos. Hasta el momento, esta es la relación de afectaciones generadas por la lluvia en las vías riojanas:

  • LR-259, entre Villamediana de Iregua y Murillo de Río Leza: cortada el pasado viernes por una avenida de agua.
  • LR-137, en Sorzano: presencia de agua o pequeños desprendimientos de material.
  • LR-445, en Entrena y Sojuela: presencia de agua o pequeños desprendimientos de material.
  • LR-325, en Gallinero de Rioja: presencia de agua o pequeños desprendimientos de material.
  • LR-250, en Ribafrecha, presencia de agua o pequeños desprendimientos de material.
  • LR-204, en Santo Domingo de la Calzada, presencia de agua o pequeños desprendimientos de material.
  • LR-390, en Navajún, deslizamiento del terreno que ha afectado a un pequeño tramo de la carretera, que está convenientemente señalizado.
  • LR-232, en Villanueva de Cameros, daños en un gavión.

Todas estas incidencias están siendo valoradas por los técnicos del Gobierno de La Rioja para acometer las oportunas reparaciones sobre la vía.

Taludes en la LR-115, la LR-113 y LR-461

La Consejería de Fomento ha llevado a cabo recientemente obras de estabilización de taludes en dos tramos de la LR-115, en el contexto de un plan para solventar los problemas derivados de desprendimientos, además, en la LR-113 en Anguiano y en la LR-461 en Leza de Río Leza.

La actuación ha afectado a un talud de unos 50 metros de altura y 100 de longitud. En la parte inferior ya estaba instalada desde la construcción de la carretera una malla de triple torsión hasta una altura de 14 metros para controlar la caída de pequeñas rocas. Sin embargo, era preciso actuar en la parte superior para evitar nuevos desprendimientos, como los registrados en los últimos meses.

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