La Rioja

Las señales ‘invisibles’ del maltrato: desde la pérdida de apetito a la ansiedad

Todos creemos tener muchas preocupaciones en nuestro día a día, pero para una víctima de violencia de género solo hay una. Y sobre ella, gira su vida. Enfrascados en nuestra rutina, a veces no nos damos cuenta de las señales que esa persona nos pone delante y no las sabemos interpretar. Cada una de ellas es una oportunidad para evitar una situación de la que alguien necesita salir, pero tampoco sabe cómo. O al menos, necesita ayuda para dar el paso.

“La sociedad debe saber escuchar, apoyar y pedir ayuda. Lo que no debe hacer es juzgar ni exigir respuestas inmediatas. Por eso hay que tener cuidado con lo que se dice y no presionar, ya que una víctima tiene un proceso personal”, explican desde la Oficina de Asistencia a las Víctimas del Delito en La Rioja, destacando que si ésta tiene apoyo y respaldo, su proceso personal será más fácil hasta que llegue el momento en que denuncie y/o abandone a su maltratador.

Volvamos a las señales. ¿Cómo detectar que una persona sufre maltrato? El maquillaje puede tapar algunas heridas y marcas, pero la pintura no esconde un estado de ánimo. “El síntoma más habitual es la ansiedad”, cuenta una psicóloga de esta oficina, quien comenta que la violencia repetida (o intermitente) genera una ansiedad extrema en la víctima, por lo que está siempre alerta y en constante amenaza, “como muy irritada y muy alterable”.

Se trata de un malestar psicológico crónico, por lo que no es un comportamiento ni de un día ni de dos, sino algo prolongado en el tiempo: “Tienen un estado de ánimo deprimido y creen que tienen la culpa por todo, ya que también se sienten responsables del maltrato. Suelen tener apatía, desesperanza y pocas ganas de hacer nada”. Esto lleva a la siguiente señal: el aislamiento a nivel social.

Varios síntomas

Ansiedad, depresión y aislamiento. La última es una consecuencia de la situación que vive por dos partes. En primer lugar, el agresor suele evitar que su víctima tenga relaciones con otras personas para que no se refuerce a nivel social y afectivo. “Lo evitan y así dependen más del agresor, están más vinculadas a él”, relatan desde el gabinete de psicología de la oficina, poniendo como segundo punto la vergüenza de sufrir violencia.

Esto también está relacionado con el “síntoma de evitación”, por el que se evita hablar con la gente más cercana y los seres queridos sobre la vida de una misma y sobre lo que te pasa en el día a día porque todo te lleva al mismo tema: la violencia. Y ante eso, reaparece la ansiedad y por tanto la prefieren evitar: “Son personas con dificultad de concentración, irritabilidad y problemas para conciliar el sueño”.

El estrés postraumático es el más indicativo de todos, ya que viven intensamente cualquier recuerdo de las agresiones. Este se puede manifestar en forma de pesadillas, flashbacks, recuerdos constantes… hay una hiperactividad fisiológica sobre las agresiones, así como dolores de cabeza constantes, pérdida de apetito y problemas intestinales. El cuerpo habla cuando no estás bien.

¿Qué se debe hacer al detectar estas señales? Lo explica una mujer que las ha sufrido en primera persona: “No queremos que estéis a nuestro lado sino con nosotras”. En definitiva: escuchar, apoyar, hacerles sentir que estás ahí, cerca, y que es una persona igual de importante que las demás si no más. Sin presionar ni juzgar, pidiendo ayuda con ella.

*Si estás siendo víctima de violencia de género, no lo dudes y pide ayuda. Llama al 900 71 10 10 y explica tu situación.

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