La Rioja

Ante el maltrato, pasos a seguir: “Lo importante es pedir ayuda”

Pedir ayuda. Lo importante es eso: pedir ayuda. Si se trata de una emergencia, llamando al 112. Si no lo es, acudiendo a la Oficina de Asistencia a las Víctimas del Delito más cercana. Estas se encuentran en los Juzgados de Logroño, Calahorra y Haro. A partir de ahí, arrancan una serie de mecanismos públicos y gratuitos que facilitarán cualquier proceso futuro, sean estos la presentación de una denuncia o un divorcio (por poner dos ejemplos).

“Poner una denuncia es algo importante, pero es más importante buscar ayuda. A veces se dan casos donde no cabe una denuncia porque no se va a poder probar el delito. Por ejemplo: hay mujeres que sufren un maltrato, pero cuando deciden dar el paso, ha podido pasar un año o dos años desde los golpes… quizá en ese caso la solución puede ser un divorcio. Otras veces pasa que la mujer va forzada a la denuncia y no está preparada psicológicamente. Luego llega el proceso judicial y no puede declarar, por lo que se paraliza todo”, explica Romo.

El proceso en la Oficina de Asistencia a las Víctimas del Delito

Tras poner el pie en la oficina y dar el paso de pedir ayuda, el primer día nos podría recordar a una visita al médico en la que se pregunta por casi todo: situación familiar, económica, sucesos recientes… los profesionales deben tener datos suficientes para valorar el caso y, según sea su tipo, activar los recursos que consideren necesarios para ayudar a la víctima.

Por ejemplo, si hay una denuncia o solicita una orden de protección, debe saber que en ese momento tiene derecho a ser asistida por un abogado de manera gratuita y que este le llevará todos los procedimientos que deriven de la situación de violencia, tanto penales como civiles (divorcio o separación). Éste ya conocerá desde el primer minuto a la mujer y así, al llegar a proceso judicial, tendrán más confianza para exponer su caso y conocerá todos los detalles.

Lo habitual suele ser (aunque hay particularidades), explica Bárbara Romo, que se detiene al agresor y se le pone a disposición judicial hasta que se toma declaración a ambos. El juez decide entonces qué hacer con la orden de protección y, a partir de ahí, llega el proceso judicial, aunque estas mujeres que acuden a la oficina cuentan con un dispositivo de seguridad específica.

El servicio de emergencias 112 tendrá su registro ‘especial’ para que, en caso de llamada, la identifique como usuaria de la oficina y active de manera más rápida los protocolos, como que acuda a donde ella diga el policía más cercano sin más demora. “En casos de gravedad, se añade un sistema de localización por GPS”, comenta Romo, destacando que todos los datos están coordinados con las bases de datos del Ministerio del Interior: Policía Nacional y Guardia Civil.

Más procesos

Tras dar el primer paso, haya o no haya denuncia, llega el asesoramiento en materias como posibles ayudas económicas para las víctimas, así como una intervención que se amolde a sus necesidades: una trabajadora social, un jurista y/o psicólogo. Cada caso es un mundo. “Hay algunas mujeres que necesitan dos sesiones de terapia y otras que llevan dos años de intervención”, relata la responsable de la oficina, quien pone el acento en que puede llegar hasta un programa de inserción laboral: “Hay que atacar a todas las partes de la vida a la que afecta el maltrato”.

En función de las necesidades de la mujer, desde la oficina se va realizando todo el proceso para salir del infierno. Hay más ejemplos. Cuando el proceso judicial avanza, pueden aparecer dudas: si hay un quebrantamiento de la orden de alejamiento, ¿qué debo hacer? Y más: pedir medidas para los juicios como no declarar delante del agresor, que el juicio sea a puerta cerrada… ayuda con la burocracia.

Dar el paso

Lo más habitual es que las mujeres acudan a estas oficinas después de incidentes de cierta gravedad, pero desde las instituciones se insiste en ir antes de que la cosa llegue a mayores, incluso cuando se tengan ciertas dudas sobre comportamientos inadecuados en la pareja: “Los primeros días son claves. Es un cambio que genera incertidumbre en la víctima cuando todavía está funcionando el ciclo de la violencia con el agresor, quien puede buscar estrategias para que la víctima vuelva a entrar en él”.

“Ahí es donde se plantean más cosas en la cabeza de las víctimas, pero luego ya van viendo los progresos, que se sale del círculo de violencia para vivir en paz, tanto ella como sus hijos. Y sobretodo, cuando se van cerrando los procesos judiciales, disminuye la ansiedad”, añade la también jurista y criminóloga, quien resalta que las mayores preocupaciones giran en torno a ese “qué pasará”: “Están metidas en la dinámica del maltrato y no visualizan su vida fuera de él”.

¿Qué es lo importante de este programa? La suma de todo: la coordinación entre profesionales de distintas áreas es básica, el seguimiento jurídico (lo más desconocido para casi todo el mundo) y la intervención psicológica (hay mucha dependencia emocional, la autoestima está baja). “Y ya, si encuentran trabajo, la cuadratura del círculo”, concluye Bárbara Romo.

*Si estás siendo víctima de violencia de género, no lo dudes y pide ayuda. Llama al 900 71 10 10 y explica tu situación.

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