Durante siglos y siglos, el hombre se ha preguntado con insistencia cómo detener el tiempo. A través de historias de vampiros, viendo a diario ‘Saber y ganar’ (por aquello de si se contagia algo), buscando la fuente de la eterna juventud,… El caso es que ninguna de las fórmulas indicadas ha demostrado su eficacia.
Sin embargo, hay un reducto en Logroño donde las manecillas del reloj no avanzan. O eso, al menos, creen los propietarios de los vehículos que estacionan en la calle Belchite. Y no hablamos de los que hacen lo que deben: orillar su coche en la zona azul. Para esos sí que los segundos avanzan como balas. Pero el resto debe estar convencido de que allí confluyen ciertas corrientes esotéricas que dejan al factor tiempo fuera de juego.
Solo así se explica el ‘botellón automovilístico’ que se forma cada día laborable en esta calle. Los conductores aparcan su coche como el que sale a por tabaco y acaba abriendo un programa de Paco Lobatón. Sin despeinarse. ¿Que la calle tiene seis metros de ancho y solo dejamos dos para que pasen los otros vehículos? A mí plim.
Por el entorno, además de sufrir en silencio la sinfonía de cláxones que acompaña a la retirada de coches, ya empieza a hablarse de una nueva tradición. Incluso hay quien asegura de que el caballo de Espartero también aparca en Belchite. Ya saben, por aquello de tenerlos hermosos y que hagan surco al andar.
PD: ¡Hola, multacar!
FOTO: @DG_113 (Twitter)
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