Tinta y tinto

Tinta y tinto: ‘Para las ocasiones’

Foto: Fernando Díaz (EFE)

A falta de grandes incendios veraniegos en los montes riojanos (cruzamos los dedos para que la cosa siga así), ya tenemos el primer fuego político de la temporada sin llegar septiembre. Al calor infernal de agosto, mes por excelencia de vacaciones y obras en las ciudades, en Logroño se ha animado la sequía informativa clásica de estas semanas con la transformación iniciada en la capital riojana hace unos años con el eje ciclista que cruza la ciudad de este a oeste. En román paladino, con la supresión del carril bici de Avenida de Portugal nada más desembarcar el PP en el Ayuntamiento, los cambios en las obras de las calles Sagasta y Duquesa de la Victoria, así como con la eliminación del nuevo ‘puente’ paralelo a la A-13.

El asunto no es otro que la confirmación de que el Ministerio no va a tragar con las excusas planteadas por el equipo liderado por Conrado Escobar para echar atrás los proyectos y que la decisión puede costar 6,5 millones de euros (si no es más debido a las penalizaciones) a las arcas municipales. A partir de ahí, cualquier argumentación sólo depende de colores políticos y de una huida hacia adelante del Consistorio que tiene pocos visos de prosperar, porque el margen de maniobra es prácticamente nulo si las obras no se ajustan a lo acordado con anterioridad.

Una amiga suele decir que «el dinero y los cojones están para las ocasiones» cuando quiere pegarse un homenaje en un buen restaurante o cuando quiere viajar a todo trapo sin pensar en el mañana («la vida que nos merecemos»), lo que me lleva a pensar que Conrado Escobar está ante una de esas ocasiones para sacar tanto lo uno como lo otro si se me permite el exabrupto. En vez de eso, el alcalde y su equipo han optado por decir que el profe les tiene manía -a la sazón, el ministro Óscar Puente- como los alumnos que suspenden un examen sin haberse puesto a estudiar hasta el último día.

Lo que obvian decir es que era una consecuencia ya conocida (el propio Escobar lo reconocía en julio del año pasado) y que, además, era su bandera electoral ante el enfado de los logroñeses con el exalcalde socialista Pablo Hermoso de Mendoza y el concejal Jaime Caballero. El asunto se hubiera zanjado con una rueda de prensa en la que el primer edil saliera ante sus ciudadanos para explicar que para eso le habían votado con mayoría absoluta, que estas decisiones tenían alguna consecuencia millonaria y que en los próximos meses ajustaría el presupuesto conforme a este agujero económico porque los logroñeses así lo habían querido en las urnas. Pero no. La reacción ha sido señalar al ministro como si este tuviera algún interés especial en fastidiar a la capital riojana por haber cambiado de color político. Recuperar los proyectos originales que pretendían transformar la ciudad ni se contempla y seguramente no tenga suficientes fuegos el bueno de Puente como para andar preocupadísimo con nuestras obras.

Quizás, sólo quizás, se me ocurre pensar que en el Ayuntamiento de Logroño apostaron por una victoria del PP a nivel nacional que sirviera para hacer un poco la vista gorda desde Madrid a los citados cambios y así evitar el desembolso económico. Sin embargo, la realidad y Pedro Sánchez se han mostrado tozudos y el escenario parece poco propicio para que el Ministerio dé marcha atrás con sus exigencias. Más aún cuando se le ha decidido echar un pulso mediático y que ya tiene otras derivadas como la petición de explicaciones sobre los cambios en Duquesa de la Victoria (cabe recordar que el nuevo proyecto contempla la posibilidad de aparcar en doble fila, hobbie preferido de los logroñeses cuando conducen al nivel de no poner los intermitentes).

Escobar tiene el aval que le dieron las urnas para tomar todas las decisiones que está tomando, pero continúa enredándose en una pelea que sólo pone el foco en su falta de valentía para asumir las consecuencias. Nadie en el Ayuntamiento parece darse cuenta de que ha llegado la ocasión para sacar el dinero (al fin y al cabo no sale de su bolsillo sino que lo ponemos a escote) y los cojones, ya que dar marcha atrás no parece una opción. No será la última, porque a la vuelta de la esquina están las fiestas de San Mateo, el proyecto de la calle San Antón, la deriva del Casco Antiguo o la gestión del Mundial 82, entre otros asuntos que ya empiezan a tener sus complicaciones en la gestión donde no parece haber tanto consenso como lo había contra la precipitación en instalar los carriles bici.

Sigue el canal de WhatsApp de NueveCuatroUno y recibe las noticias más importantes de La Rioja.

Subir