Salud

Neurorrehabilitación en CINN Rioja: confianza, autonomía y calidad de vida

Fotos: Fernado Díaz

El sol pega y bastante en la Avenida Lope de Vega de Logroño, pero a la altura del número 23, una puerta se abre y aparece un oasis de respiro y sobre todo de esfuerzo y esperanza. ‘¿Cómo ha ido hoy el día?’ Bien, aunque con estos calores se nota que uno está más flojo. Y tú, ¿vas notando cambios?’.

Los pacientes de CINN Rioja comparten experiencias y sensaciones mientras los trabajadores de este Centro Integral de Neurorrehabilitación y Neurodesarrollo despiden a unos recordándoles los ‘deberes’ y reciben a otros que llegan con todas las ganas. Aunque no siempre es así. Hay un peque en la puerta que no para de llorar. No está muy por la labor de entrar, pero una sonrisa de oreja a oreja y cuatro palabras casi mágicas de Ana, terapeuta ocupacional, obran el milagro.

Andrea Lazcano (neuropsicóloga) y Víctor Sacristán (Fisioterapeuta) llevan trabajando juntos varios años, pero fue en 2022 cuando dieron un paso al frente abriendo «una clínica multidisciplinar que cubre las necesidades que nosotros creemos imprescindibles para dar una rehabilitación de calidad». En CINN Rioja se tratan diariamente muchas patologías que dividen en adultos y niños.

Entre los adultos, tratan daño cerebral adquirido (ictus, traumatismos craneoencefálicos, tumores, epilepsia,…), enfermedades neurodegenerativas (Alzheimer, otras demencias, esclerosis múltiple, Párkinson, ELA,…), lesiones medulares, enfermedades raras y todo lo que tenga que ver con una alteración del sistema nervioso. «Ahora, además, nos están llegando muchos afectados con herpes Zóster, que perjudica al nervio y la movilidad».

En cuanto a los peques, «tratamos cualquier alteración en el área de neurodesarrollo: autismo en diferentes grados, parálisis cerebral, TDAH, retrasos madurativos, y casos más específicos. Últimamente, por ejemplo, llegan muchos niños con trastornos de restricción de alimentos, es decir, una aversión intensa a ciertos alimentos, una preferencia por texturas específicas o una ingesta limitada que puede o no cubrir las necesidades nutricionales». Tratamientos para todos, adultos y niños, siempre desde la neurorehabilitación gracias a los logopedas, psicólogos, fisios y terapeutas ocupacionales del centro.

El equipo de CINN Rioja está en permanente formación, lo que hace que se especialicen en un área, llegando a dominar mucho el tema. Por ejemplo, Beatriz, una de sus logopedas, es experta en peques con Trastorno del Espectro Autista, y conoce cómo ganarse a estos niños para conseguir mejorar su comunicación.

Todos los miembros del equipo de profesionales tienen en mente que los pacientes reciban una rehabilitación de calidad basada en la evidencia para que sean autónomos y tengan calidad de vida. Y, además, lo hagan en un espacio cómodo y seguro al que los enfermos vayan contentos y con la posibilidad de compartir con otros compañeros que están sufriendo los mismos síntomas, dolores, experiencias. «A cada paciente se le trata de manera individualizada y personalizada, pero se crea un vínculo entre ellos que hace que se sientan comprendidos».

Y eso es precisamente lo que se confirma una vez que cruzas la puerta de CINN Rioja. Te sumerges en una clínica diseñada para favorecer el vínculo y la continua comunicación entre los profesionales. Sus trabajos se complementan y eso hace que la terapia sea más completa. Laura, una de las logopedas experta en terapia miofuncional, está tratando a Vanesa, a la que le dio en octubre un ictus que le dejó, entre otras secuelas, una parálisis facial. Andrea se pasa por la sala. «¿Cómo estás? ¿Qué estáis haciendo hoy?». Vanesa, tiktokera, resuelta y positiva contesta: «Aquí estamos, probando una terapia nueva. Confío tanto en Laura que yo me dejo hacer. Las otras cosas que hemos hecho están funcionando muy bien. Fíjate, me dijeron que me tenían que operar porque tenía el ojo muy abierto y el labio tan caído que no me veía los diente cuando me reía. Y mírame ahora, ¿ves mis dientes? Estoy encantada».

Laura, mientras, masajea su cara y explica que «hemos hecho con Vanesa electroterapia, vibración, crioterapia y masaje». «Aprovechamos mucho y muy bien el rato que estoy aquí, sobre todo para charlar y ponernos al día», sonríe la paciente».

En la recepción, Marifé, la primera cara que ven los pacientes al entrar al centro. Ella, como el resto de compañeros, se sabe de ‘pe a pa’ la vida de cada paciente y eso, en muchas ocasiones beneficia la terapia. El equipo lo explica muy bien: «Nos pasa a todos. Cada día es diferente, y hoy por ejemplo te has podido levantar con el pie izquierdo. Nada más verles la cara cuando llegan, lo sabes. ‘Estoy hecho polvo. ¿Por qué me ha tenido que tocar a mí? Mi familia no me entiende’… Y ahí es cuando les preguntas por su perro, por cómo está el hijo que vive en Estados Unidos, por el vecino guerrero del tercero… y no es milagroso, pero la cosa cambia y el ánimo ya es otro. Con esa esa pequeña charla se sienten escuchados y comprendidos, les cambia el humor y la rehabilitación se hace de otra forma».

Pero antes de comenzar con cualquier tratamiento, el equipo realiza una valoración multidisciplinar del paciente para definir qué áreas hay que trabajar y con qué tratamientos. Víctor explica cómo lo hacen: «Con los resultados en la mano, el profesional se reúne con la familia (tanto si el paciente es adulto o niño) para describirles los aspectos afectados, los objetivos que se trabajarían… Muchas veces, las familias y los afectados vienen con una idea, y al darles una visión global de la situación, se vuelven más realistas y podemos iniciar el tratamiento individualizado de forma más adecuado y eficaz».

Andrea reconoce que si no hay alteración cognitiva todo es más fácil, pero normalmente a un daño adquirido suele ir asociado cierta alteración cognitiva, ya sea de comunicación, de lenguaje, de pérdidas de memoria… «Las familias nos dicen: ‘Está raro, no está como antes, está más irritable, se enfada un montón, o todo lo contrario, está muy cariñoso’, y todo esto es muy difícil de aceptar y entender para ellas. Por eso también trabajamos con las familias y les mantenemos continuamente informadas de cada paso, bueno o malo, del paciente».

El centro les suele pedir un diario del paciente en un día normal: ¿quién le despierta? ¿Quién le levanta de la cama? ¿Quién le lleva al baño? ¿Va solo o lo hace con ayuda? Así se detectan los momentos en los que más ayudan necesitan para trabajarlo y que sean autónomos. «Nos basamos siempre en el ejercicio terapéutico y la rehabilitación funcional, es decir, todos los ejercicios están diseñados pensando en la vida diaria. Ese es el objetivo: quitar carga a la familia y detectar en qué puntos de ese día a día día necesita ayuda».

Víctor explica que esto funciona muy bien con los daños cerebrales, ya que son lesiones que por definición no van a peor. «En un ictus, un traumatismo, una operación por tumor, se produce una herida que físicamente se curan. Dejan secuelas, y esas son las que trabajamos para mejorarlas». Sin embargo, en una enfermedad neurodegenerativa se van perdiendo facultades. Aquí, la idea es mantener todo lo que se pueda la autonomía y la calidad de vida del paciente y de sus familiares. «Hacemos psicoeducacion, es decir, les formamos en lo que van a ir necesitando. El objetivo es frenar al máximo, estabilizar e ir adaptando el entorno y la familia».

El equipo de CINN Rioja es consciente de que cada paciente está pasando, seguramente, por la peor situación de su vida. «Cualquiera en su posición nos deprimiríamos y tiraríamos la toalla, así que nos centramos en metas cortas, alcanzables y realistas. Yo no le puedo decir a un paciente el primer día que entra ‘tú vas a andar y vas a ser autónomo’, pero puedo proponerle objetivos a corto plazo. Y cuando se van consiguiendo, se refuerzan mucho».

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