Agricultura

La apuesta de Arturo por un mapa de once cultivos

Arturo declarará por primera vez este año hasta once cultivos diferentes en la PAC

Colza, trigo, cebada, guisante, remolacha, cebollas, patata, garbanzo, judía verdes, viña y olivar. Estos once cultivos son los que va a declarar Arturo García en su PAC de 2024. Entre todos calcula que aglutinan unas 200 hectáreas repartidas por los términos de Haro, Anguciana y Cuzcurrita de Río Tirón. Cabe decir que en el caso de los olivos la superficie que ocupan es algo testimonial ya que son para autoconsumo, pero este agricultor de Anguciana que reside en Cihuri y que gestiona la explotación familiar junto a sus dos hermanos asegura que nunca antes había diversificado tanto en el campo.

En el caso de la remolacha, recuerda cómo dejaron de sembrarla hace algo más de diez años por los precios “ridículos” que registraban cada año. “La campaña pasada, sin embargo, subieron, y este año lo han vuelto a hacer. Fíjate que ahora se está pagando casi al doble que hace cinco o seis años. A ello se suma que cada vez hay más regadíos nuevos en la zona y vienen muy bien para la remolacha, así como no tanto para la patata, guisantes o alubias por ser tierras más húmedas y en ladera. Así que ahora también nos hemos animado con ella”.

Con la cebolla se han estrenado este año y venden todo a industria a través de la Cooperativa Interlocal Agrícola Rioja Alta ubicada en Santo Domingo de la Calzada. “El año pasado se puso algo por aquí y para esta campaña se ha puesto más porque parece que puede ser un cultivo rentable.

Así que, prácticamente, le pega a todo porque también tiene algunos frutales y una huerta al lado de la nave, “pero esto se queda para los de casa”. Incluso tocó hace tres años la adormidera. “Durante unos cuatro años estuvimos sembrando, pero luego decidieron llevarse de aquí las plantaciones”, apunta, y es que este es un cultivo regulado por el Gobierno a través del área de Estupefacientes y Psicotrópicos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Años atrás, la zanahoria también estuvo en su lista de productos, siendo esta zona de La Rioja Alta muy propicia para su siembra, pero después acabó desapareciendo de su mapa de cultivos por coincidir su recolección con la poda de la viña.

El motivo por el que ha apostado por tanta variedad en su explotación es, principalmente, “por las imposiciones de la nueva PAC”. “Nos obligan a hacer esa rotación de cultivos y poner un porcentaje obligatorio de leguminosas. Por ejemplo, aquí nunca se había sembrado garbanzos, más allá de lo puesto en alguna huerta, pero esta leguminosa que funciona en tierras pobres viene bien para esas fincas que hasta ahora dejábamos como barbecho, pero que pasados tres años ya nos obligan a sembrarlas. De esta forma cumplimos con otras normas y aprovechamos esas fincas que no son tan buenas”, explica García.

Pero para el resto de cultivos como cebollas, remolacha o patata donde no existe esa condicionalidad, han apostado por ellos para lograr esa rotación también en las fincas de regadío, “que al final se están pagando y hay que buscar la manera de optimizarlos”. No es tarea fácil gestionar este tetris de cultivos, con campañas que se solapan como es la de la patata y la vendimia. Y todo eso a pesar de estar tres personas al frente. “Esto, además, tampoco es algo habitual, porque en la mayoría de explotaciones está una persona sola. Aún con todo y con ello, tenemos que tirar de mano de obra cuando vienen campañas, pero el problema es que no hay gente suficiente que se dedique al campo”, reconoce.

Su mapa de cultivos sí que ha variado en los últimos años, sobre todo en el caso del viñedo: “Antes, cuando iban bien las cosas, estábamos más enfocados en la viña, que realmente es la que más trabajo implica y más presión, sobre todo en vendimias porque es un producto perecedero. Pero ahora, tal y como está todo desde 2018 o 2019, hay que sacar de otros sitios, así que no viene nada mal diversificar. Además, el resto de cultivos los vendemos a través de cooperativas, lo que facilita mucho la gestión”.

La patata, por contra, es el cultivo más estable gracias a que va todo a parar a industria. Es más, García asegura que en estos tres años en los que se han disparado los costes de producción la patata también ha visto repercutidos sus precios, a diferencia de la tendencia decreciente o de estancamiento que han sufrido otros muchos cultivos. “En general los productos de regadío son los que menos variaciones sufren, y el guisante y la alubia también mantiene unos buenos precios”, añade.

Prefiere no fijar mucho la vista a futuro en cuanto al relevo generacional (“no sé qué harán los que vienen por detrás”), así que va año a año, confiando en que esta campaña los fenómenos meteorológicos sean más benévolos que las campañas anteriores. “Aquí apedrea año sí y año también, así que la explotación al completo está asegurada. No nos podemos fiar, y al final el seguro no te hace ganar dinero sino que pierdas menos “.

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