Salud

¿Existe el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad?

Muchos de los que habéis leído el título estaréis pensado: “Ya están otra vez con este tema, si toda la vida ha habido niños movidos”. A otros os entrará miedo por si vuestro hijo lo tiene. Y algunos adultos, lo leerán con detenimiento porque sospechan que ellos mismos lo podrían tener.

La controversia existente en la actualidad (a pesar de toda la investigación que hay tras esta condición del neurodesarrollo) sobre sus causas y su diagnóstico no ayuda a su correcta detección y, por consiguiente, a su tratamiento precoz.

El TDAH afecta aproximadamente a uno de cada veinte niños o adolescentes en Europa, y muchos casos persisten durante la etapa adulta. Es una de las principales causas de fracaso escolar y académico y de la mayoría de los procesos de desadaptación y marginación social de etiología no psicótica.

Los síntomas nucleares del TDAH son:

– Déficit de atención: dificultad para mantener la atención en una tarea.

– Impulsividad: incapacidad para contener una respuesta inapropiada, puede ser motora o cognitiva.

– Hiperactividad: movimiento excesivo para la edad y situación en que se encuentra.

Dependiendo de la persona, la gravedad y el tipo de afectación, algunos síntomas serán más visibles o llamativos que otros.
La impresión de que cada vez hay más casos diagnosticados de TDAH no se debe a un sobrediagnóstico, sino a que las herramientas de detección han mejorado y ahora somos más precisos.

Pero ¿qué ocurre con el diagnóstico? Que es clínico, es decir, no contamos con pruebas médicas objetivas, ya que no existen marcadores biológicos. Y os preguntaréis, ¿entonces cómo se realiza ese diagnóstico? Pues muy fácil (y, a la vez, complicado): recogiendo información y haciendo una buena interpretación de los datos en base al conocimiento actual:

– Valoración neurológica (neuropediatra o neurólogo, dependiendo de la edad).

– Valoración neuropsicológica: valoración objetiva de las funciones cognitivas (atención, funciones ejecutivas, memoria y aprendizaje,…), y valoración emocional y conductual en diferentes contextos (mediante entrevista y cuestionarios a los padres o familiares más cercanos y al colegio).

La ciencia avala la utilización de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. Gracias a estos tratamientos se puede evitar las consecuencias negativas y desadaptativas que pueden sufrir a lo largo de su vida: fracasos escolares, aislamiento social, problemas familiares y sociales, trastornos emocionales como depresión y ansiedad, hasta conductas adictivas, marginalidad y delincuencia.

Con un tratamiento multimodal eficaz (según la evidencia científica, el tratamiento más eficaz es la combinación de farmacología y tratamiento cognitivo-conductual), las personas diagnosticadas de TDAH pueden alcanzar una alta calidad de vida.

“En CINN Rioja podemos orientaros. Contamos con un equipo interdisciplinar altamente especializado para realizar un diagnóstico y tratamiento individualizado”, señalan desde este centro.

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