El talent show más gastronómico inició en la noche de este lunes su decimosegunda temporada, por tanto, el programa -de este formato- más longevo de la televisión española busca al mejor chef amateur del país. En el primer capítulo de esta nueva temporada de MasteChef los mejores candidatos a acceder al programa se vieron las caras con el jurado para presentar sus mejores creaciones y ganarse el pasaporte para participar en el concurso.
Entre ellos -y tras un gran proceso de selección con miles de candidatos llegados de todo el país- ha estado Natalia. “Trabajo en un bar de pinchos que es de mis suegros”, explicó a modo de presentación ante Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz. Este bar es el Serenella, ubicado en la calle Menéndez Pelayo de Logroño, reconocido por el gran trabajo que hacen con la tortilla de patata, que centró buena parte de la intervención de Natalia.
“Mi pareja es el cocinero que hace las tortillas”, indicó. Captó el interés de Jordi Cruz que le preguntó: “¿Algo más hará? ¿Hace algo más rico?”. “No” fue la escueta y divertida respuesta de Natalia que quiso matizar sus palabras: “Es que solo sabe hacer tortillas”, aunque el Serenella también es conocido por su buena barra en la que se pueden encontrar pimientos rellenos, croquetas… muchas cosas ricas.
Así fue la carta de presentación de Natalia, que tenía clara la receta con la que quería entrar en MasterChef después de haber superado las duras pruebas previas antes de llegar a esta final para ganarse el acceso al programa. “Lo he hecho lo mejor que he podido”. Un guiso de conejo y albóndigas que no contó con el favor del jurado, y Natalia finalmente se quedó a las puertas del programa de cocina más famoso del país.
