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Un gimnasio por y para mujeres: “Salgo renovada por dentro y por fuera”

No es algo nuevo, aunque sí desconocido para muchos, y sobre todo muchas. Los gimnasios exclusivos para mujeres nacieron de una necesidad específica. Según varios estudios, las mujeres son más propensas a apuntarse a hacer deporte, sin embargo esa misma facilidad con la que rellenan la ficha la tienen para abandonar. Algunas de las razones: máquinas complicadas, gente que va a juzgar tu apariencia, monitores que no se implican… No pasa así en Curves Logroño, “un centro exclusivo pensado para nosotras”.

Y eso es precisamente lo que se respira nada más cruzar la puerta del centro ubicado en Duquesa de la Victoria, 13. Bueno, eso, y unas ganas locas de unirte al buen rollo que se contagia. Aquí no existen excusas para no ir al gimnasio, es más, aquí se cambian los planes para poder acudir. La explicación es fácil. Además del buen ambiente que hay, las máquinas están diseñadas exclusivamente para los cuerpos femeninos y se ajustan automáticamente a cualquier nivel de condición física. “Todo el mundo puede hacer ejercicio sin lesiones ni agujetas”, explica Xandra Boada, directora del centro.

Así lo demuestran las clientas que han cogido ritmo y ya van cinco días a la semana. Pilar lleva desde septiembre, justamente cuando se jubiló. “Cuando era más joven fui alguna que otra vez al gimnasio, pero es otra historia, no tiene nada que ver. Ni qué decir tiene el ambiente”. Pilar destaca que está adaptado a todas las necesidades y “nunca te encuentras sola”. Con la toalla al cuello, explica que después de que le operaran de la cabeza del fémur se fue quedando sin fuerza. “Subía las escaleras y no podía, pero llevo unos meses notando cambios impresionantes. Esto es una auténtica maravilla”.

El recorrer el espacio de Curves significa encontrarte con mujeres de todas las edades, desde los 16 hasta los 80. Sí sí, 80. “Nuestro objetivo principal es cuidar la salud. Hay circuitos específicos para lesiones, mujeres con osteoporosis, cáncer, ictus, movilidad reducida… Hay otro público que busca la pérdida de peso y otro que simplemente quiere hacer una actividad. En Curves, todas, sea cual sea su condición, son capaces de hacer un entrenamiento diario gracias además a las monitoras que siempre les van guiando”.

Con su camiseta verde fosforita y siguiendo su rutina de ejercicio al pie de la letra se acerca Gumersinda, camino de cumplir sus 70 primaveras. “Aquí me jubilo yo, bonita. Antes no podía casi ni andar y mira ahora”. Su problema empezó con una lesión en el pie. “Estuve mucho tiempo sin caminar y me quedé completamente nula. Si a eso le sumas que estoy viuda… Este gimnasio me está dando la vida”.

Porque como bien explica Xandra, para la mujer el ejercicio es primordial ya que, “a partir de la retirada de la regla, perdemos mucha masa muscular y lo importante es seguir generándola”. Es el caso de Elena. A sus 53 años está con la menopausia y, “aunque yo era de hacer deporte, hace un tiempo lo dejé por mis dolores de espalda. Dolores, por cierto, que me han desaparecido prácticamente desde que vine a Curves”. Recién terminada su sesión de estiramientos, Elena confiesa que ha ganado flexibilidad, agilidad y “hasta me ha cambiado el humor”.

La primera cita con este gimnasio conlleva un estudio de fitness “porque necesitamos conocer las patologías de cada mujer que llega. Cada una es diferente, pero todas tienen algo en común: el miedo atroz porque no se ven capaces de enfrentarse a las máquinas”, señala Xandra. Un miedo que pasa nada más comprobar que no importa el peso ni la edad, “a ninguna se les resisten y eso les da mucha independencia y seguridad”.

Y hablando de máquinas, las de Curves son hidráulicas. “Es lo más parecido a hacer ejercicio debajo del agua, no tienen nada de impacto y protegen tus articulaciones de golpes y tirones. Si mueves la máquina más rápido, aumenta la resistencia y viceversa”. Todo, a través de un circuito guiado de 30 minutos, ni más ni menos. Una rutina específica que combina dos vueltas por las once máquinas hidráulicas con estaciones de recuperación y la parada final para estiramientos. “Tiempo suficiente para mover todo el cuerpo y músculos”. Las máquinas leen tu perfil y regulan el esfuerzo que tienes que hacer según vas avanzando en el entrenamiento.

María Jesús lo sabe bien. No era de las mujeres a las que les gustaba hacer ejercicio, “era muy poco constante”, sin embargo ahora no se pierde ni un solo día su cita con Curves. “Puedes venir a la hora que quieras, haces tu recorrido y nadie te fuerza a hacer nada”. Sus músculos han dado un giro de 180 grados después de su operación de hernia discal y su recuperación en este gimnasio. “Cada vez que salgo por la puerta me voy renovada por dentro y por fuera. ¡Hasta soy menos vergonzosa!”.

Porque claro que la salud y el ejercicio son fundamentales en Curves, pero el hacer comunidad está al mismo nivel. “Buscamos que socialicen, hacemos juegos para que sea más divertido y según el ejercicio que vayan haciendo reciben monedas que luego pueden intercambiar por ropa deportiva del gimnasio. Y todo esto lo hacemos porque sabemos que hay gente a la que le cuesta mucho venir, y por eso intentamos que sea muy motivador y que se lo pasen bien. Que Curves sea su ratito para desconectar del día”.

Para las alumnas más jóvenes, Xandra explica que el entrenamiento es el mismo ya que “la resistencia de las máquinas se ajusta automáticamente a la persona, y el circuito dirigido combina el entrenamiento de fuerza con cardio y estiramientos para desarrollar masa muscular, acelerar el metabolismo, quemar grasa y tonificar. Cada máquina tiene un sistema de ‘entrenador personalizado’ que reconoce el cuerpo de cada mujer y optimiza sus 30 minutos”.

Y como buena ‘familia’ que son y tan comprometidas con la salud están, “siempre intentamos echar una mano dentro de nuestras posibilidades a la sociedad, así que este mes de abril, todas las cuotas de inscripción que tengamos irán destinadas íntegramente a FARO, la Asociación riojana de familiares y amigos de niños con cáncer”.

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