Ganadería

Una ganadería ahogada: “No queremos ser subvencionados, sino tener rentabilidad”

Las tractoradas han acaparado el foco mediático y social en La Rioja, especialmente durante la pasada semana, con miles de personas que se subieron a su tractor para reclamar cambios en la Política Agraria Común en favor de su rentabilidad. Miles de personas que, en su mayoría, eran agricultores, y es que la viña o los sembrados se puede desatender unos días, pero el ganado, en cambio, come todos los días. Esa otra pata del sector agrario, los ganaderos, se dejó ver y oír con fuerza principalmente el pasado 8 de febrero en el centro de la capital riojana. Porque esta lucha también va con ellos.

Enrique Serrano fue uno de los ganaderos que recorrió las calles logroñesas aquel día sosteniendo la gran pancarta bajo el lema ‘Costes de producción + lobo + Administración, ganadería en extinción’. Llegado desde Anguiano, asistió a una nueva manifestación del sector con un sentimiento de “malestar y cansancio”. Cansancio porque, asegura, llevan varios años participando en concentraciones de este tipo para hacer ver que el sector agrario no está bien y la cosa no mejora.

“Cada vez se nos exige más mientras que nuestra rentabilidad disminuye, así que ya no queda otra que echarnos a las calles sea como sea, con sindicatos o sin ellos. Dicen que nuestro sector está subvencionado, pero te digo bien claro que tal y con unos costes de producción disparados las cuentas no salen. Es que no llegas, porque lo que ganas se va en gastos. Solo con decir que en los últimos años no hay año en el que no haya suscrito una nueva línea de crédito, mientras que antes no pedía ningún préstamo…”.  Serrano es tajante al reconocer que “es muy difícil que un joven quiera incorporarse a la ganadería con los gastos que tiene que afrontar entre planes de incorporación, maquinaria y demás si luego no va a ser recompensado con una rentabilidad digna para vivir”.

Raquel Sáenz también se plantó el pasado jueves frente al Palacio del Gobierno de La Rioja para reclamar actuaciones urgentes para la supervivencia de un sector que le da de comer a ella y también al resto de la sociedad. La ganadera y alcaldesa de Jalón de Cameros recuerda que aquel 8 de febrero en Logroño sintió mucha emoción al ver a todo su colectivo reunido por una misma causa, aunque también reconoce que “fue una mezcla de incertidumbre y calor humano al ver el apoyo de la gente del sector y también de quienes aplaudían”.

Incertidumbre, apunta Sáenz, “porque no sabemos si vamos a lograr que llegue a buen puerto todo lo que estamos reclamando, pero hay que seguir luchando, todos a una, porque el sector está muy ahogado”. Incertidumbre también la que veía reflejada en los jóvenes que querrían apostar por el modelo de vida de sus padres y abuelos, pero cada vez lo ven con menos futuro.

Esta ganadera lleva toda la vida dedicada a los animales y asegura que “antes se trabajaba como ahora pero se lograba sacar una rentabilidad de las explotaciones que a día de hoy es imposible conseguir”. Así que toca ampliar el número de cabezas de ganado, pero entonces los costes todavía se encarecen más. “Y así entras en una bola que ya no tiene salida. Además, no puedes dejar de alimentar a los animales o reducir las cabezas porque ya tienes unos compromisos con la PAC”, añade.

En este aspecto, Sáenz recuerda que el año pasado se rebajaron las exigencias para acogerse a los ecorregímenes con motivo de la sequía y es que para optar a las ayudas se ha de cumplir con la carga ganadera (cabezas de ganado) exigida en función de las hectáreas de terreno de las que se dispone. Si no, la cantidad económica a percibir se reduce. “Pero claro, con sequía se incrementan los costes de alimentación porque no hay comida en el monte. Gracias a esa reducción yo pude quitar algunos de los animales más mayores para los que no es rentable gastar tanto dinero en alimentación y reducir así los gastos. Por eso, viendo la situación meteorológica de este año (estoy a 1.000 metros de altura, en febrero, y el coche marca 16 grados), creo que es necesario que se mantenga esa rebaja de las condiciones. Al final se trata de que podamos tener un margen de quitar animales o no en función de la situación y dificultades que tengamos porque vemos que el agua no llega y, más allá de que llueva, es difícil que los manantiales de esta zona se recuperen”.

Sáenz recuerda que hace tres años podía comprar la tonelada de paja a siete, ocho o nueve pesetas y ahora la está pagando a 23 o 24 pesetas. “Pues imagínate el forraje que es todavía más caro. Es que imagino decirle a un ganadero hace ocho años que iba a pagar la paja a este precio, que en esa época con ese dinero podrían comprar una arvejana o alfalfa, y no se lo creería. Además de eso, ahora tenemos que complementar esa alimentación porque el clima no nos acompaña por la fuerte sequía”.

A todas estas piedras en el camino, este pasado verano se les sumó la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) que dejó huella en gran número de explotaciones ganaderas de vacuno de La Rioja provocando bajas y abortos. “Estos efectos de la enfermedad, como venimos reclamando, los debería asumir Agroseguro incluyéndolos en sus coberturas como ya lo hace con la tuberculosis. Es que nadie nos dice si esta enfermedad se va a acabar o no, ni si todos esos animales enfermos van a recuperarse bien o no porque de ello dependen los futuros terneros. Por eso estaría bien contar la opción de acogernos a esa cobertura y que luego cada ganadero elija”.

También fueron numerosas las pérdidas de animales el pasado año a raíz de la tuberculosis provocada por una fauna salvaje no saneada. En este sentido, la ganadera de Jalón incide en la importancia de que las administraciones se encarguen de llevar a cabo ese control y gestión de dichos animales mejorando los protocolos de saneamiento. “Y ahí seguimos, tirando de la hucha que hemos construido en los años buenos, pero es que la hucha lleva tiempo vaciándose y tiene un límite. No queremos ayudas, no queremos ser subvencionados. Lo que queremos es competir con precios justos y con las mismas exigencias, que nuestras explotaciones sean rentables y que nuestros productos estén diferenciados para que el consumidor sepa lo que compra.

Subir