Gastronomía

No es el lejano oeste: hay bares más allá de Portillejo

Un tiempo atrás parecía que el Logroño divertido se acababa un poco antes de toparse con la vía del tren recorriendo la calle Marqués de Murrieta y Avenida de Burgos hasta llegar a la calle Portillejo. El límite para tomar algo estaba en la calle Carmen Medrano. En la rotonda, con las tortillas del Iguazú, la terraza del Palace, el ambiente del Edel Weiss, o la casta de barrio en la Bodega Ojeda. Lugar hasta el que se acercaban, y acercan, jóvenes en busca de los kebab del Ankara. En Carmen Medrano parecía que se acababa el Logroño gozoso. El siguiente bar ya estaría en Yagüe, en los Parrales y el bar Moreno, en cuya placita se siguen saludando los vecinos de este barrio logroñés.

El lejano oeste logroñés. Más allá de Portillejo, por Avenida de Burgos, concesionarios, gasolineras, y fábricas… y tráfico hacia Valdegastea y calles adyacentes o de salida hacia Fuenmayor, Nájera o Haro. Desde el Iguazú al siguiente bar, el Lucronium, 350 metros sin bar alguno. Casi cinco minutos en donde no poder avituallarse. Después se encuentra el AmaRioja, que lleva dos años abierto y va dotando de personalidad a esta avenida logroñesa, antes de tránsito, y que pronto pasará a ser netamente residencial.

Poco a poco, la zona oeste de la capital va configurando su idiosincrasia de garito en garito a la espera de que la nueva promoción de viviendas junto al Parque San Miguel vaya cambiando para siempre el perfil de un barrio hasta ahora marcado por las empresas que van abandonando este eje central de acceso y salida a la ciudad. Así, en Portillejo, subiendo hacia el norte, La Esquina ocupa… una esquina en plena rotonda con la calle Rosa Chacel; y el Gloria Bendita atiende a los clientes un poco más arriba.

Nuevo bar en la calle Alfonso VI de Logroño.

Y más allá de Portillejo, en un barrio en construcción los bares irán llegando conforme los bloques de piso se vayan entregando. Hasta Yagüe por avenida de Burgos ya no hay bares, sí un poco más allá, donde se encuentran el Darwin, el Atalaya y el Nebraska y la cafetería Bombay, que podrían presumir perfectamente de ser los dos últimos bares de Logroño -o los dos primeros dependiendo de por dónde se acceda y se salga de la ciudad-.

En una zona en expansión, bares, cafeterías y restaurantes esperan para ocupar bajos. Buena prueba de ello se observa ya al otro lado del Parque San Miguel, en la calle Alfonso VI. Junto al supermercado que da servicio a los vecinos de esta parte de la zona oeste acaba de abrir un Al Toque. Se trata de un nuevo espacio muy versátil, con el sello de esta firma hostelera, con mesas para comer, barra para tomar algo rápido, raciones, tapas, pinchos, guisos e incluso brasa como salchichón, pollo campero, pluma o chuleta de vaca.

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