El pasado 26 de enero el riojano Juan Olivenza iniciaba un recorrido de más de mil kilómetros entre Logroño y la aldea de El Rocío para llamar la atención sobre el cáncer infantil y recaudar fondos para su investigación.
El objetivo era llegar a la aldea de El Rocío el 20 de febrero tras completar 1.070 kilómetros. A mitad de camino y ya con menos fuerza pero las mismas ganas, este sábado Juan ha explicado que “estoy orgulloso de lo que hemos conseguido, pero no por haber llegado hasta aquí, sino por traer conmigo una mochila repleta de ilusiones y de sueños, que se verán recompensadas en sonrisas de esas que te llenan el alma”.
Y es que los kilómetros se van notando, y más si tenemos en cuenta que estos días de atrás, a Juan le ha acompañado el agua, el viento y el frío, pero “cuando te metes en la cabeza un reto de esta envergadura, te mentalizas de que sí o sí tienes que llegar”.
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Como bien dice el riojano quejarse no sirve de nada, “y la lucha contra el cáncer es mucho más fuerte que todo. Es lo que te da alas para continuar”.
Ya va descontando los días para llegar, pero el sufrimiento no importa cuando se trata de dar visibilidd al cáncer infantil. “Gracias por empujarme hasta aquí y por no soltarme de la mano”.
