El bodeguero y enólogo Álvaro Palacios cree que la situación de los últimos días, marcada por las protestas de agricultores y ganaderos, son un síntoma de que “parece que la agricultura esté en vías de extinción, como en su día desapareció el comercio de barrio, pero ojalá no fuera así, porque detrás está una España que se vacía y eso es un drama”.
Palacios ha realizado estas declaraciones en un encuentro informativo previo a participar en las XV Jornadas Universitarias del Vino Ecológico (JUVE) que organiza la Asociación Cultura Permanente en colaboración con la Universidad de La Rioja (UR).
Ha indicado que “parece que la agricultura solo quiere hacer grandes extensiones de cultivo intensivo absolutamente loco, donde se pierde el sabor auténtico, el sabor de la tradición, de la naturaleza y de la calidad, y se gana en practicidad” con lo que “al final, se va a quedar en un negocio de cuatro”.
En La Rioja, ha proseguido, “hay mucha viña que está plantada donde no debe de estar, hay zonas que no tienen suelos aptos para hacer vinos ‘de entraña’, que tengan, a parte de un peso físico, una calidad que transmita la espiritualidad del campo”.
Ha explicado que, “por otro lado, se padece una baja de demanda del consumo de vino como tal, ya que si España bebía 80 litros per cápita hace 30 o 40 años, ahora estamos en 14 y pico, y esto es lo que está sufriendo”.
“Parecía que había años de gran alegría en los que se plantaba muchísimo, pero cada vez que plantas una cepa hay que pensar en salir a venderla, porque nada se vende solo, hay que saber del mercado, vivir el vino pensando en un consumidor y en darle mucho placer, porque el vino es placer”, ha subrayado.
Vino barato, no ecológico
Respecto al vino ecológico, ha precisado que “exige un mínimo de precio final en el mercado, hay muchos miles de botellas que son muy baratas y ahí no puede encajar la etiqueta de ecológico”.
Ha destacado que “el vino hay que subirlo de nivel, al vino más sencillo hay que darle un empujón que tiene que empezar con el esfuerzo de todos y exigiendo todos, ya que el viticultor y el bodeguero también tienen que saber vender un poquito más caro”.
“Vamos a un consumo menor, pero más cualitativo, e incluso en cualquier segmento, aunque sea el vino de diario o de tapeo, tenemos que pagar un poco más para que todo esto encaje, porque la verdad es que la viticultura ecológica es más cara”, ha remarcado.
Sobre las restricciones a los pesticidas químicos, ha expresado que “en Bruselas hay unas exigencias desde hace muchos años, pero no hay una alternativa”.
“Desde Europa y desde un despacho todos lo ven de otra forma, pero cuando te pones las botas y el pasamontañas y vas al campo a trabajar es completamente diferente”, ha apuntado.
