La Rioja

Menores, tecnología y salud mental: “Estamos ante una gran crisis”

Las cifras hablan por sí solas. El 70 por ciento de los trastornos mentales, en general, se inician en la etapa infanto-juvenil; el 36 por ciento de los jóvenes universitarios padece algún problema de salud mental; el consumo de tranquilizantes, sedantes y somníferos entre los jóvenes de entre 14 a 18 años ha aumentado en un 13,6 por ciento; la depresión y la ansiedad son algunas de las principales causas de enfermedad y discapacidad en los adolescentes, y un número considerable de defunciones de adolescentes de 15 a 19 años son por suicidio.

Pilar Berzosa, psicóloga clínica y docente del Grado de Psicología de UNIR, explica que antes del COVID el deterioro de la salud mental “ya venía apuntando maneras”. Es más, la Unión Europea alertaba de que los suicidios iban a convertirse en una de las primeras causas de muerte externa. Llegó el confinamiento y con él el abuso indiscriminado de las redes sociales por parte de los niños junto con la privación social durante tantos meses. “Los jóvenes tienen acceso en Internet a cosas que no tendrían que aparecer, como tutoriales para suicidarse o para cortarte las venas sin desangrarse. Además, es reseñable el aumento de sectas “que llevan a los chavales a cosas muy raras”.

Berzosa apoya la tecnología “siempre que se sepa utilizar”, sin embargo la psicóloga resalta que el estrés diario por parte de las familias, ese estar enredado todo el día y la falta de tiempo están llevando a una manera de vivir muy individualista donde la tecnología está teniendo una influencia primordial. Una adicción en menores que conlleva muchas veces obesidad, trastornos de conducta grave con agresión a los padres, falta de concentración y desatención, caída del rendimiento escolar y falta de habilidades sociales.

Y con tecnología no solo se habla de redes sociales, también de juegos indiscriminados donde la violencia se expone y se naturaliza. “Los aumentos de agresiones sean sexuales o no crecen porque el cerebro de los jóvenes normaliza la violencia y ya no discrimina si es real o no, y si a esto le sumamos la barbaridad de que chavales puedan acceder a redes y páginas pornográficas de una manera tan fácil, llegan los problemas a la hora de distinguir si lo que está sucediendo en real o no”.

El acceso a toda esta información hace que los niños pierdan antes la inocencia, y con 12 se hacen planteamientos para los que su mente no está preparada. “No hay madurez para abordarlos, pero sí muy poca resistencia a la frustración. Es un caos absoluto. Y por si fuera poco, la adolescencia, como hay mucha inmadurez, termina mucho más tarde, así que tenemos un periodo mucho más largo de gente muy vulnerable”.

Pilar hace un llamamiento urgente para elaborar un plan global de trabajo entre Salud, Educación y Servicios Sociales porque “estamos ante una gran crisis de salud y hay que tomárselo en serio porque son nuestros futuros adultos”.

El papel de las familias

Y en este ‘tomárselo en serio’ juega un papel fundamental el de las familias. Porque muchos padres dilatan el problema al no verlo tan trascendente o verlo lejano. “No puede haber un éxito en el tratamiento si no hay prevención paralela, y esa prevención tiene que hacerse a nivel primario, es decir, cuando todavía no ha llegado el problema: a nivel secundario, cuando los niños tienen entre 6 y 12 años, y a nivel terciario, cuando ya estamos en la adolescencia”.

La experta destaca que esto debería ser una asignatura obligada para los padres “porque no se puede justificar lo que está pasando. Ya sabemos que todos estamos muy liados, pero la falta de tiempo no es excusa. Hemos adquirido una responsabilidad con nuestros menores, es decir, hemos decidido ser padre y esto conlleva intentar adaptarnos a los tiempos”.

FOTO: EFE/ Raquel Manzanares.

Precisamente para intentar concienciar a la población con evidencias científica de lo que realmente está pasando y “del cóctel molotov” que se está produciendo, Pilar Berzosa preside el Comité Organizador del Congreso Internacional ‘Prevención y tratamiento familiar para la mejora de la salud mental infantojuvenil’ que UNIR y la Asociación Española para la Investigación y el Desarrollo de la Terapia Familiar celebrará en Logroño del 22 al 24 de febrero.

“Reunirá a expertos y profesionales nacionales e internacionales en el campo de la salud mental infantojuvenil, para analizar las diversas problemáticas que afectan al bienestar emocional de las familias. Porque lo importante es que los padres escuchen no con culpa, pero sí con responsabilidad y abran los ojos para que se pueda dar una respuesta adaptativa. Que entiendan que no solamente son sus hijos, sino los futuros adultos de nuestra población”.

Pilar subraya que “no estamos hablando de eliminar la tecnología, en absoluto, pero sí enseñar a utilizarla. La gente no dedica el tiempo suficiente para tener una calidad en la comunicación familiar, y eso se debe también a los patrones culturales que tenemos la sociedad del siglo XXI”.

Y es que la situación que estamos viviendo no solo afecta a los jóvenes, sino a todos los miembros de la familia, quienes se enfrentan a problemáticas que no saben cómo abordar y necesitan asesoramiento para poder tratarlas de la manera adecuada. Por eso este congreso (presencial y online). Una iniciativa dirigida a profesionales, docentes, investigadores y alumnos universitarios como un punto de encuentro para compartir experiencias, fomentar el diálogo interdisciplinario y promover prácticas que mejoren la salud mental en las familias.

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