Las columnas de tractores blindan los accesos a París ocupando las principales carreteras a lo largo de kilómetros. El caos se vive ahora en Francia, pero esas movilizaciones se repitieron anteriormente en otros países, como Alemania, Rumanía y Polonia. En todos los casos, las demandas del campo europeo pasan por la merma de la rentabilidad y la lucha contra la competencia desleal.
El problema ha llegado cuando a ese bloqueo “indefinido” por parte de los productores franceses se han sumado los ataques a camiones españoles cargados de productos agroalimentarios en la frontera con el país, coincidiendo además con una época clave para la exportación hortofrutícola. Sabotajes que han cambiado rápidamente la postura de los agricultores españoles, pasando de ese sentimiento de apoyo a las reclamaciones del sector francés a un rechazo a esas acciones violentas y, en especial, a las declaraciones del primer ministro francés, Gabriel Attal, refiriéndose a la “competencia desleal” de los productos de países vecinos donde se aplica.
“Eso es totalmente falso”, remarca el presidente de ARAG-ASAJA, Eduardo Pérez. “Hablan de que los productores españoles son los culpables de esta situación, pero los países miembro de la Unión Europea tenemos las mismas reglas de juego para producir con las mismas materias primas. El problema al que aluden recae en nuestros vecinos de abajo, como es Marruecos, o también Brasil. Allí la forma de cultivar es totalmente contraria a la que marcan las políticas europeas, con otras reglas de juego que sí crean competencia desleal. Por eso hablamos de la hipocresía de la PAC, porque fue algo que se creó para alimentar a toda la población, con productos de calidad y precios asequibles, pero lo que han conseguido es justo lo contrario: escasez y encarecimiento. Así que el consumidor se decanta por productos de esos terceros países más asequibles”.
Misma postura que la que muestra la Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja sobre esas “opiniones falsas vertidas por el Gobierno francés y también alguna organización” cuando “los agricultores europeos producimos con las mismas exigencias, por lo que en España compartimos los mismos problemas que en Francia”. Su presidente, Óscar Salazar, insiste en que “toda la PAC es un fracaso porque no se puede hablar de una sostenibilidad ambiental si no hay una sostenibilidad económica del agricultor porque entonces tampoco habrá sostenibilidad social”.
Néstor Alcolea, de UPA, considera que “la rabia de los productores franceses es entendible, pero el problema no lo tienen con el producto español sino con los alimentos que proceden de terceros países que están fuera de la Unión Europea. Problema que también sufrimos aquí”. El secretario general de esta organización califica la situación agraria de “insoportable” y matiza que las protestas se están desviando de su foco: “La lucha no ha de ser entre los productores europeos, sino de los productores europeos contra una deriva burocrática y unas políticas impuestas por esa transición ecológica radical que nos está sacando de la ecuación de la economía agraria”.
