Agricultura

Los cultivos impuestos por los ecorregímenes modifican el campo riojano

Los cultivos impuestos por los ecorregímenes modifican el campo riojano

Es tiempo de siembra y el campo está patas arriba entre abonadoras, cultivadores, sembradoras y rulos. Y mientras el cielo decide si arrojar o no lluvia, cada vez son más las fincas que se van sumando a ese verdor que luce con los brotes de la nueva campaña. Pero no todo es trigo y cebada. La nueva PAC ha traído consigo la aplicación de los ecorregímenes, o lo que es lo mismo, la rotación de cultivos y su diversificación con especies mejorantes en favor de la preservación del medio ambiente.

La norma determina que al menos un diez por ciento de las explotaciones agrícolas ha de contar con estas especies mejorantes, de las cuales el cinco por ciento han de corresponder a leguminosas. Un abanico donde se encuentran los guisantes, veza o arbejana, alfalfa, esparceta, judías y habas. Entre esas especies aptas para la rotación y bien acogidas entre los agricultores están las oleaginosas, como la colza y el girasol, siendo este el que ha experimentado un mayor crecimiento en detrimento de la colza, que ha sufrido problemas de nascencia en los últimos años.

Muchas de ellas están ocupando este año las tierras riojanas aunque no tanto por voluntad del agricultor sino más bien como un condicionante para acogerse a este ecorregimen. “No es algo que se haga por convicción, sino por imposición”, sentencia Abel González, técnico de ARAG-ASAJA y agricultor. “Especialmente en el caso de las leguminosas”, concreta, “porque hay muchas zonas en las que no funcionan nada bien, pero te exigen sembrarlas. Además, los importes destinados a este ecorregimen no hace que sembrar estos cultivos sea una panacea cuando las semillas de leguminosas se han triplicado, por eso hay gente incluso que ni se acoge, sobre todo gente más mayor que ya no se quiere complicar. En mi caso hago rotación porque sé que tengo que hacerla para que los cultivos actúen de la mejor forma, ya que así se evitan problemas de resistencia de malas hierbas y se mejora la estructura física del suelo. Eso sí procuro hacerlo con lo que agronómica y económicamente me conviene”.

González lleva ya muchos años aplicando esta rotación trabajando con la colza y el girasol, especies mejorantes que suelen ocupar entre el 30 y el 40 por ciento de su explotación. Además, también apuesta por la siembra directa, “cada vez más extendida entre los agricultores”. Los motivos por los que esta práctica acapara poco a poco la atención del sector se condensan, principalmente, en el ahorro de costes.

“Te evitas todo el laboreo de la tierra con el gasto de gasoil y desgaste de la maquinaria que eso implica, siendo posible gestionar una explotación más grande con los mismos medios. Además, aún es mejor opción si se aplica en zonas con producciones limitadas donde la rentabilidad está muy comprometida teniendo en cuenta el precio al que están los insumos a día de hoy”, asegura el técnico, quien la practica desde hace años con el girasol, la colza y el guisante. Aunque otras regiones como Navarra, Castilla y León o Castilla La Mancha le lleven la delantera a La Rioja por tener explotaciones de mayor tamaño, González celebra que desde las administraciones se apoye con subvenciones las inversiones en maquinaria de siembra directa que hagan los agricultores.

Segio Ojeda todavía no se ha animado a esta siembra directa, pero no lo descarta en un futuro “por todos los gastos que hay en el campo ahora”. Cultiva unas 360 hectáreas de tierra por la zona de Villaverde, de donde es natural, y en Matute. La simiente de los forrajes, el trigo, triticale y la colza ya está bajo tierra y tan solo le queda la cebada que toca para diciembre. Y es que la rotación de cultivos lleva ya tiempo implantada en su explotación, por lo que tampoco ha notado mucho cambio con los nuevos ecorregímenes: “La única diferencia es que tenemos que dividirlos entre las parcelas que están en regadío y las que están en secano”.

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