Los amantes de los paisajes invernales están a las puertas de una de las grandes citas fechas para gozar del monte y tomar un primer contacto con la nieve. El puente de diciembre (de la Constitución a la Inmaculada) se presenta idóneo para estos avatares, más aún cuando ‘empalma’ con un fin de semana. Pero, claro, estos planes no solo dependen de las habilidades con el calendario laboral: la última palabra la tiene siempre el Astro.
Y la sierra riojana llega al puente con nieve en sus cumbres, aunque insuficiente para aquellos que ya se veían deslizándose pista abajo por las laderas de Valdezcaray. Aunque el ‘techo’ de La Rioja se muestra blanco inmaculado, la nieve carece de los espesores mínimos para la práctica de esquí y la estación deberá esperar para abrir sus puertas al público.
Desde el Gobierno regional, responsable de la instalación, aseguran que todo está dispuesto para proceder a su apertura en cuanto las condiciones climatológicas lo permitan, pero eso no sucederá -al menos- antes del fin de semana. Porque hasta el jueves la Agencia Estatal de Meteorología no prevé precipitaciones en forma de nieve en las cotas más altas de la comunidad: ese día caerán copos por encima de los 1.100 metros, el viernes la cota se eleva hasta los 1.400 y de cara al fin de semana sube aún más, hasta los 2.200 metros (para los no familiarizados con la estación, Valdezcaray se encuentra entre los 1.530 y los 1.800 metros de cota).
La situación de la única estación de esquí riojana no es excepcional, si atendemos a cómo se presenta el puente en el resto de instalaciones del país. De hecho, solo Sierra Nevada y Baqueira cuentan con condiciones aptas para la práctica de deportes de invierno y en el Pirineo Formigal, Panticosa, Cerler, Candanchú y Astún ya han confirmado que la nieve caída hasta el momento no da para alzar la verja.
Botas sí, raquetas no
A falta de posibilidad de calzarse los esquíes, diciembre siempre es un buen momento para disfrutar de una buena caminata por la nieve. Más allá de Valdezcaray, las bajas temperaturas de estos días también han permitido que Moncalvillo luzca un tímido manto blanco, lo cual permite algún que otro bolazo, sin mayor fantasía.
Aunque una persona precabida vale por dos, aquella que opte por calzarse unas raquetas para pasear por la nieve corre el riesgo de acabar embarrancado en el camino. Habrá tiempo para ello, seguro, pero ese momento todavía no ha llegado. Siempre quedará la ¿blanca? Navidad.
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