El Rioja

El enoturismo más sostenible: un brindis por el futuro

La sostenibilidad en el enoturismo es esencial para preservar la tierra que nutre los viñedos y las comunidades locales que están en su territorio. Desde prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente hasta la gestión eficiente del agua y la energía, la sostenibilidad asegura la longevidad de los viñedos y la calidad del vino.

De todo eso en general y de dos casos particulares se va a hablar estos días en la 7ª Conferencia Mundial de Enoturismo de la OMT en La Rioja con el objetivo de acercar la importancia de trabajar en la sostenibilidad desde el campo, desde las bodegas y, como no, a través del enoturismo

Joao Barroso es director de sostenibilidad e I+D de la Comisión Regional del Vino del Alentejo en Portugal. Ha sido desde hace diez años el encargado de desarrollar y poner en marcha el Programa de Sostenibilidad de los vinos de este región portuguesa.

Estos días en Logroño su intención es «poner encima de la mesa la aventura que empezó hace una década a través de la sostenibilidad, mostrar los resultados y el cumplimientos de objetivos que han dado un valor añadido al enoturismo en Alentejo donde se comercializan cuatro de cada diez botellas del mercado luso».

«La sostenibilidad es especialmente importante en dos ámbitos: el viñedo y la bodega», explica. «En los viñedos nos estamos encontrando con tres amenazas claras: la falta de agua, la pobreza de los suelos y las olas de calor». Para combatirlas es necesario «la implementación de técnicas de agricultura regenerativa que mejores los suelos, retener el agua cuando llueva y cuidar toda esa biodiversidad que acompaña al viñedo entendiendo que éste está intimamanete ligado a su envolvente: sus bosques, los animales que viven en ellas, sus coberturas, las aves, los reptiles…» Barroso, a través de su proyecto, ha confirmado que «trabajar en ese sentido ofrece una mejora sustancial y cuantificable a los vinos».

Al otro lado, en la bodega, «el tratamiento de la sostenibilidad es más fácil porque es un universo controlado». Allí las dos claves son: el agua y la energía. «Lo primero que hay que hacer es tener métricas de los consumos para después empezar con su disminución», asegura mientras explica que «en países como España o Portugar es imprescindible que invirtamos en energías fotovoltaicas teniendo en cuenta las horas de luz que tenemos al día» pero  «hay que tener en cuenta que en las bodegas tenemos un pico importante de demanda de estos suministros en el momento de la vendimia por eso hay que explorar métodos para buscas procesos eficientes que nos permitan podeer consumir en esos picos la energía recibida durante el resto del año».

También son importantes para ellos controlar los materiales que acompañan al vino. «El corcho, la botella, los cartones, la madera… hay que analizar las posibilidades de reducir pesos a través de los gramajes.

Para Barroso otro de los principales retos es la despoblación. «En Alentejo como en Rioja hay un problema con la despoblación y es importante a través del enoturismo trabajar para crear mecanismos de retención y atracción de la población a través de una interacción real con la sociedad, con las instituciones académicas, con las entidades locales». Potenciar ese componente social para conseguir en un último paso que la bodega sea una fuente de valor «financiero» pero también humano y transmitir todo ésto de manera eficiente al consumidor a través del enoturismo.

Pero no hay que irse tan lejos para comprobar proyectos de sostenibilidad de éxito en el enoturismo. Raquel Rupérez es responsable de enoturismo de Bodegas Beronia o lo que es lo mismo: la bodega más sostenible del mundo. Dentro del grupo González Byass trabajan intensamente en el proyecto ‘5 + 5’ en el que a través de iniciativas sostenibles la quinta generación de la firma deja plasmado todo lo que se ha trabajado en estos años para que las próximas cinco generaciones sigan trabajando sobre ello.

«Basamos el enoturismo en el factor humano, en lo emocional dando importancia a nuestros proveedores de uva porque sin ella no somos nada», explica poniendo valor en el respeto por el medio ambiente pero también por las historias de esas personas que trabajan junto a ellos. «No queremos dar tanta importancia a lo que enseñamos sino a que el turista se sienta feliz en la experiencia que le ofrecemos».  Por eso están siempre pendientes de las necesidades del turista. «Hemos comprobado que después de la pandemia, los turistas valoran mucho estar al aire libre por eso empezamos nuestras experiencias turísticas en el viñedo pero además nuestra bodega está toda acristalada y rodeada de viñedos para que sientas que estás allí mientras la visitas».

NO es fácil ser la bodega más sostenible del mundo y sin embargo ellos lo han conseguido. «Hemos tenido mucho cuidado en su construcción con proveedores lommás locales posibles que han trabajado en lineas como la sostenibilidad en energías renovables como la geotermia o la aerotermia, teniendo cuidado con la iluminación para no afectar al paisaje, poniendo importancia en las cubiertas vegetales, un edificio que recoge el agua de la lluvia para recuperarla en el riego o que limpia  la bodega a través de ondas electromagnéticas para evitar el gasto excesivo de agua».

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